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El cabello en Salvador, símbolo de empoderamiento e identidad afrodescendiente

En Bahía existe un mensaje que se grita a viva voz, más que los goles que se cantan en la Copa América. Con el look capilar como bandera, se emiten sonidos de libertad y pertenencia.

Llegué a Salvador de Bahía siguiendo los pasos de la selección Colombia en la Copa América, pero algo distrajo mi mirada y mi atención en las calles de esta ciudad. Un estilo se impone en las calles, sobre todo en las mujeres, orgullosas de sus rizos y cabello crespo. A su vez, dos de cada tres productos en las publicidades de cosméticos para el pelo es dirigido hacia los rizos, o como aquí lo llaman, los “cachos”.

Algo que debería ser natural, no lo es. Vengo de una tierra donde se insiste en un estereotipo de belleza determinado. Por eso, estar en un entorno dado vuelta, me hizo preguntar qué había detrás de y sí, encontré un trasfondo.

Salvador de Bahía es una ciudad que decidió alejarse de esos cánones impuestos de belleza. Desde acá se le da un mensaje al mundo de aceptación, orgullo, identidad y pertenencia.

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Estigma

La capital bahiana es una de las ciudades con mayor arraigo africano en Brasil. Al nordeste del país, la esclavitud azotó durante siglos a esta región del Atlántico. Por fortuna, esas cadenas se rompieron hace mucho tiempo y hoy son otras las ataduras que se quiebran a partir de cada individuo.

Hace pocos años no era así. Las personas de Salvador convivían con el estigma de ser rechazados por su color de piel o por su tipo de cabello. En algunos lugares, según cuenta el estilista especializado Ed Santana, las personas no eran aceptadas por tener el pelo crespo.

“Recuerdo que hace como diez años tuve una cliente que tras varios alisamientos, su cabello no aguantaba. La presión que soportaba era agobiante. Su mamá incluso le dijo que no podía ir a la graduación de su carrera de derecho con el cabello crespo. “Una abogada no puede tener el cabello rizado, debes arreglar eso”’, recuerda Santana, uno de los que con su negocio ha impulsado el empoderamiento de la ciudad en materia de imagen.

El caso de esta cliente es solo uno de los miles de inconvenientes que sufrían los habitantes de Salvador hasta hace cuatro o cinco años. Las empresas rechazaban a las personas con el pelo rizado, obligándolos a renunciar a su identidad para conseguir el empleo. Por el lado de las mujeres, le exigían alisárselo; a los hombres, cortárselos al punto de tenerlo al estilo militar.

 

Despertar

‘Descabelado’ es un salón de belleza que inspira a la aceptación personal. Luego de abrir, Ed Santana se dio cuenta que las personas sentían la necesidad de sentirse acogidas y a su vez liberarse.

“Nos dimos cuenta que muchos de los clientes no estaban listas para vivir eso de aceptar el cabello natural. En un principio pensamos que el error era del cliente, pero empezamos a ver que no se trataba de una cuestión de solo cabello, había historias detrás. No se trataba de ir a un salón, sino al salir con la familia y amigos, intentando encajar en un patrón de belleza”, explica el fundador.

Así como lugares como este, todavía pocos en la ciudad, varios disparadores se juntaron para inspirar a las personas de Salvador a lucir su pelo crespo con orgullo. Uno de los más importantes fue el boom de las redes sociales, a partir de 2010, que permitió un ‘vox populi’ para impulsar el empoderamiento individual.

“Las redes sociales fueron un espacio central cuando las personas comenzaron a vivir ese rescate de su imagen invitaron a su círculo cercano inspiraron a varios a empoderar a varias mujeres”, dice Santana, al tiempo que asientan las personas que entran al lugar para retocar sus crespos. El lugar es conocido por ser especializado en el mantenimiento rizado, aunque no es excluyente.

También influyó el impulso de personas desde los medios de comunicación, como la actriz Tais Araujo, protagonista de la afamada telenovela ‘Xica da Silva’. Ella asumió la vocería, pero lejos de ponerse en los reflectores, le dio visibilidad a las historias de miles de personas que empezaban a sentirse orgullosas de su cabello, símbolo de su herencia afrodescendiente.

 

La transición

Como su nombre lo indica, el paso a ese empoderamiento no se dio de la noche a la mañana. La aceptación del cabello como tal recibe esta denominación cuando se corta buscando un estilo más afín a las raíces afrodescendientes.

Ahora, mujeres y hombres lucen sus rizos de manera natural. El proceso no se da igual en todos los casos. Cada uno asume la velocidad en la que genera esa transición, pero algo es cierto, es eficaz. Así lo explica Samia Franco, profesora de relaciones internacionales en la Unijorge de Salvador.

“La fuerza del colectivo afro ayuda a las mujeres en un proceso difícil de llevar. Muchas por sí solas tal vez no serían capaces de afrontar la transición, pero sí en la colectividad”, confiesa Samia, quien asumió la transición, agobiada tras ocho años de alisarse el cabello.

En el momento que tomó la decisión, Samia Franco asegura que se sintió acompañada en todo momento y eso la inspiró a tener la valentía que requería para liberarse de ello.

Así como Samia, el empoderamiento que se vive en Salvador es una lucha que se debe llevar a diario. Todavía existen muchos estigmas impuestos en la sociedad bahiana que atentan contra la libertad de identidad de las personas. Sin embargo, es el lugar en Brasil donde esa batalla social más se está ganando.

En 2017, Salvador superó a Sao Paulo como la ciudad brasileña con más número de personas luciendo el pelo rizado. Un mensaje desde Bahía para Latinoamérica, que se atrevió a levantar la voz.

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