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“Nos han quitado tanto, que ya nos quitaron el miedo”: Carolina Sánchez

Carolina trabaja en el Cauca por los derechos de los niños y las mujeres campesinas que han conformado guardias populares para defender los territorios. Esta es la última entrega del especial Voces a prueba de balas.

En el Cauca, los movimientos campesinos e indígenas cobraron relevancia desde hace unos 15 años. Durante el conflicto entre ‘paras’, Farc, y Ejército, los caucanos decidieron dar un paso en la creación de sus guardias civiles para proteger los territorios. En este contexto, muchos fueron los líderes que se pusieron en la mira de los actores del conflicto armado, pero el movimiento siguió y ha crecido a nivel estratégico.

El Cauca es una tierra polifacética. Las mixturas en las identidades culturales campesinas, indígenas y relativamente blancas han marcado desarrollos culturales y sociales que han sido muy importantes para la región y que, de una u otra manera, han permeado la paz con violencias físicas y simbólicas.

De lo anterior es muy consciente Carolina Sánchez de 29 años, líder social y defensora de derechos humanos de la  Organización para el desarrollo urbano y campesino (Ordeurca), a donde llegó hace siete años para iniciar su vida en este camino.

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“Yo siento que uno lleva eso en las venas. Yo fui personera en mi colegio y representante estudiantil. Digamos que cuando salí y no tuve oportunidad de estudiar en alguna universidad, decidí entrar a la organización y empezar a trabajar por los más jóvenes”, cuenta la hoy estudiante de Derecho de la Universidad del Cauca.

Carolina inició el trabajo con los más jóvenes. Su labor fue la de apalancarlos para que empezaran a conocer los territorios y así pudieran entender que tenían que defenderlos con justa causa y razón.

Trabaja con niños porque dice que desde pequeños es que se pierde el interés por las causas comunes y por la defensa de los territorios. Así, quiso reconocer el río como relevante y en eso se ha enfocado.

“Lo más importante de lo que hacemos son las acciones con las guardias campesinas y populares que defienden los territorios. Decidimos que seríamos nosotros los que estaríamos pendientes de lo que pasaba en el Cauca, en los municipios y seríamos los veedores. No nos gusta la violencia, somos 100% pacifistas y en esta medida hemos encontrado un estigma y una guerra”, cuenta la mujer que vive en Popayán.

Sobre amenazas a su vida, dice que lo que más le preocupa es que no es solo ella, sino las personas de su comunidad las que están siendo víctimas del acoso de los poderosos a los que no les conviene cerrar la brecha de la desigualdad.

Recuerda cómo el trabajo de las guardias campesinas les trajo problemas a ella y sus compañeros, cuando hombres del Ejército se camuflaron e ingresaron a una finca a espiar las acciones de los guardias campesinos.

“El Ejército nos intimidó más de una vez y todo por hacer el trabajo que el Estado no hace. Nosotros no somos una guerrilla. Siempre se estigmatiza al defensor de derechos humanos y la realidad es que solo le pertenecemos a nuestro territorio”, señala.

Asegura que las voces de los líderes sociales son tan importantes como las de cualquier líder político. “Nosotros trabajamos para defender los derechos de todos. Trabajamos para que el río sea fuente ecológica, para que la tierra se cuide y se proteja, para que los niños crezcan en territorios saludables y por la reinvindicación campesina. No es mi voz, es la de muchos… ¡Es la voz de todos los colombianos!”.

Ordeurca ha luchado para evitar la militarización de los territorios, entendiendo que los cercan y el conflicto se vuelve latente en una zona que ha luchado contra los cultivos ilícitos y que ha buscado convertirse en un territorio de paz, pero la amenaza está viva.

El pasado lunes se conoció el panfleto de las Águilas Negras, en el que los líderes de las guardias populares están amenazados y les han puesto precio a sus cabezas.

“Nos preocupa que siempre estamos al borde del riesgo, pero hay que crecer y creer en nuestro trabajo. Yo sigo en esta labor porque somos el legado de los líderes a los que callaron con las balas, de los que mataron y que ya no pueden hablar ni responder, o seguir en sus luchas”, señala la mujer.

Estudia Derecho porque siente que tiene que tecnificarse en la defensa de los derechos de su comunidad y asumir los compromisos de que las mujeres logren iniciar liderazgos importantes, evadiendo el machismo y la discriminación.

“Este especial me parece muy importante porque les muestra a los colombianos quiénes somos y que estamos muy lejos de ser enemigos del Estado o de la gente, pues somos amigos de los derechos, de la comunidad, de los recursos naturales y de esa inusual forma de defendernos y defender la vida”, dice Carolina sobre Voces a prueba de balas, el especial con el que PUBLIMETRO, la ONG Somos Defensores y más de 11 organizaciones decidieron visibilizar a los líderes colombianos que están amenazados, pues que no quieren que su legado muera.

Carolina dice que quiere ver a los niños del Cauca empoderados de los procesos sociales y de sus territorios y viendo a líderes como los que participaron en este especial de 11 entregas, difundiendo sus luchas y conocimientos  para que su legado no se quede en los territorios y sea conocido por todos.

Carolina y nuestros 10 líderes tienen voces a prueba de balas.

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