El poder corruptor del narcotráfico sigue haciendo daño a las instituciones colombianas pese a que ya no hay grandes carteles de las drogas como el que lideró Pablo Escobar hasta su muerte hoy hace 25 años, afirma el periodista Fernando Cano Busquets en una entrevista con Efe.
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Cano es una de las miles de víctimas del narcoterrorismo de Escobar como quiera que su padre, Guillermo Cano, director del diario El Espectador, fue asesinado a tiros la noche del 17 de diciembre de 1986 por sicarios del cartel de Medellín, mafia que el 2 de septiembre de 1989 atacó de nuevo y destruyó las instalaciones del rotativo con un camión bomba.
«Lo que pasa ahora es que ya no hay bombas, ya no nos matan todos los días; los narcos que vinieron después de Pablo Escobar se camuflaron en una tranquila clandestinidad pero han venido corroyendo también las instituciones, de la misma manera o de una manera más complicada, a todos los estamentos de la democracia colombiana», afirma el periodista, quien fue codirector del diario con su hermano Juan Guillermo entre 1987 y 1997.