Heny Lorena Cuesta es una joven afro, nacida en Cali, decidida a cambiar la mentalidad de muchas mujeres y jóvenes, que al igual que ella, no encontraban un espacio para verse representados, pero que ahora son conscientes de sus capacidades y las emplean para generar progreso en su entorno.
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Nació en un barrio vulnerado de esta ciudad, y gracias a su padre, desde joven estuvo siempre involucrada en temas de derechos humanos y ligada a fundaciones que propendían por el desarrollo de las comunidades. Desde muy joven se dio cuenta entonces que las personas afro tendían a ser más vulneradas y que tenían una necesidad muy grande de ser escuchadas.
“Nunca había una historia con la que me identificara, y nadie las contaba, entonces me di cuenta de que yo podía ser un referente. Entré a estudiar cine, con mucha dificultad, en la Manuela Beltrán, y allí tuve mucho aprendizaje, no tanto por lo teórico, sino porque efectivamente me di cuenta de que el que no tener un espacio para contar nuestras historias era una realidad en la sociedad”, cuenta Heny Lorena.
El reconfirmar esto la llevó pensar que lo mejor que podía hacer para hacerle frente a la invisibilidad de la comunidad afro, era crear una productora audiovisual en la que tuvieran cabida todo tipo de discursos e historias. Fue así como de la mano de una compañera se arriesgó a fundar Cimarrón Producciones, un proyecto que desde el 2013 ha tenido un enfoque étnico, social y ambiental que busca visibilizar los procesos de las comunidades negras en Colombia.
“Formar empresa no es fácil y menos cuando se trata del tema audiovisual, que es tan competitivo, pero me he dado cuenta de que Cimarrón Producciones más allá de ser una empresa es un puente catalizador. No solamente nos concentramos en hacer propuestas audiovisuales, sino que formamos a niños y jóvenes. Cimarrón se ha vuelto como una casa a la que muchas personas llegan pero que también va a muchas personas. A través del recurso audiovisual muchos empiezan a contar quienes son, y entonces, sin darnos cuenta, hemos empezado a generar líderes”.
Para entonces, sin saber mucho sobre liderazgo, intuitivamente Heny decidió que debía empezar a hacer un arduo trabajo para empoderar a las mujeres.
“Las mujeres negras, dentro del feminismo negro, no han tenido un espacio privilegiado, no solo por ser mujeres, sino también negras. Eso les ha restado muchos privilegios en trabajos, solo por la forma por como llevan su cabello o por como hablan (…) Por eso queremos que mujeres diversas sean parte de nuestro equipo. Conseguir mujeres en el ámbito audiovisual y de comunicaciones también es un privilegio”, cuenta Heny Lorena.
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De hecho, actualmente Cimarrón Producciones está en su mayoría conformada por mujeres negras porque, dice Heny, “la empresa es importante, pero la parte social se ha vuelto lo más importante para nosotros”.
La revelación sobre la importancia del buen liderazgo
Un día, en medio de su labor de empoderar mujeres, Heny tuvo la oportunidad de acceder a un programa de fortalecimiento en liderazgo, que la hizo replantearse todo su trabajo.
“Fui financiada por la USAID para asistir a un programa de ‘Origen, Red de Liderzgo’, para formar líderes interdisciplinarios. Se vuelve muy coyuntural para mí porque me doy cuenta de esas falencias que como líderes tenemos y lo que debemos hacer para seguir alimentando a otros. Si yo como líder no tengo claridad en cuando a las necesidades que tengo como ser humano, eso no va a ayudar a explotar las capacidades que se tienen (…) En este curso, irónicamente, aprendí a reconocerme como mujer. Uno a veces sabe para dónde va, pero se olvida un poco de uno, sus necesidades y de asuntos que tiene por resolver”, cuenta Heny Lorena.
“Cuando te muestran en un espejo las cosas que aún faltan por resolver, eso te ayuda a evolucionar. Es por ello que los líderes se merecen un espacio de formación, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de líderes sociales que hay en el país y la coyuntura en la que se encuentra Colombia”.
En ese sentido, para Heny Lorena también es importante levantar referentes y una voz de apoyo para otros, y también es clave creer que la transformación es posible si todas las personas ponen su grano de arena para generar un cambio en la cultura y en la sociedad.
“Lo elemental es trabajar desde la diversidad y las herramientas que cada persona tiene para aportar, dejar el individualismo tratar de crecer en colectivo. Nadie dijo que era fácil, pero cuando se hacen las cosas con amor podemos conquistar grandes montañas”.