Más de 10 millones de colombianos le dieron la victoria al joven uribista Iván Duque (derecha), quien al inicio de la contienda electoral era el que parecía tener menos posibilidades de llegar a la Presidencia de Colombia. Pero poco a poco su popularidad fue aumentando y en los últimos meses llegó a escalar grandes posiciones hasta llegar a ser el primero en las encuestas, logro que le permitió ser elegido como el candidato de su colectividad, el Centro Democrático, encabezado por el dos veces presidente de Colombia (2002-2006 y 2006-2010) Álvaro Uribe Vélez.
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Finalmente, fue el respaldo del expresidente Uribe y las uniones de diferentes fuerzas políticas lo que le permitieron pasar del 39,14% de votos en la primera vuelta presidencial, equivalente a más de siete millones, al 53,98% en la segunda vuelta.
Ahora, con 41 años, será el próximo presidente del país para el periodo 2018-2022, junto a Marta Lucía Ramírez, su vicepresidenta.
“Con humildad y con honor quiero decirle al pueblo colombiano que voy a entregar todas mis energías para unir a nuestro país: no más divisiones, pensemos en un país con todos y para todos”, afirmó Duque en su primer discurso como presidente electo.
Su contendiente, el progresista y exguerrillero del M-19, Gustavo Petro, quedó en el segundo lugar de las votaciones con un poco más de ocho millones de votos, equivalentes al 41% del total de las votaciones, convirtiéndolo en una gran fuerza opositora. Petro, al obtener el segundo lugar, será acreedor de una curul en el Senado de Colombia, mientras que su fórmula vicepresidencial, Ángela María Robledo, tendrá un puesto en la Cámara de Representantes.
Récord histórico
La jornada electoral en Colombia enfrentaba un gran reto: que los colombianos asistieran a las urnas pese a los tres partidos del Mundial de Rusia que coincidieron con la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Sin embargo, al cierre de las mesas electorales, el país se llevó una grata sorpresa al confirmarse que el 53% de los ciudadanos habilitados para votar lo hizo, el mismo porcentaje de votaciones de la primera vuelta, realizada el pasado 27 de mayo. Así, esta elección se convierte en la primera con una alta participación ciudadana en un país acostumbrado durante décadas a un alto abstencionismo.
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“Las elecciones están transcurriendo sin ningún tipo de problema, con una afluencia importante. No ha habido incidentes, no ha habido ningún problema de seguridad”, dijo el actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a mitad de la jornada electoral. Al final de la jornada se confirmó que estas votaciones fueron las más seguras, más transparentes, con más garantías y más observadas de la historia del país. Esto gracias, en gran medida, al acuerdo de paz firmado con la exguerrilla de las Farc que permitió ponerle fin a un conflicto de 53 años.
«Haré correcciones al acuerdo de paz»: Duque
En su discurso en la sede de campaña, donde se pronunció hacia las 7:30 p.m., Duque se refirió a uno de los temas que más causó polémica durante su campaña y es la modificación que sufrirá el acuerdo de paz con las Farc durante su gobierno.
«Está de por medio la paz porque la paz de Colombia es un anhelo de todos”, dijo para luego agregar: “Esa paz que reclama correcciones, tendrá correcciones para que las víctimas, de verdad, sean el centro del proceso y garanticemos verdad, justicia, reparación y no repetición».
Finalmente aseguró que la seguridad y la democracia, las banderas del uribismo, irán de la mano con el acuerdo. «Pueden tener la certeza de que obraré como comandante en jefe de todos los colombianos para defender la Constitución en todo el territorio y que se proteja la vida, la honra y los bienes de los colombianos», concluyó Duque.
¿Quién es Iván Duque?
Duque, de 41 años, nació en el seno de una familia ligada a la política nacional y la élite bogotana. Su papá fue registrador nacional y gobernador de Antioquia y desde allí, el presidente electo se familiarizó con el Estado y estudió Derecho en la Universidad Sergio Arboleda, porque desde niño quería ser gobernante.
Se enroló en el Banco Interamericano de Desarrollo y empezó a trabajar en un proyecto que denominó la Economía Naranja, la ley insignia de su paso por el Congreso y su batalla en oposición al gobierno de Juan Manuel Santos.
Se convirtió en candidato tras una dura disputa interna de su partido Centro Democrático, en donde se batió con los radicales conservadores, hasta convertirse en el candidato único de su partido y hoy presidente de Colombia.
Análisis
Jorge Luis Yarce Tamayo, analista político y docente de la Universidad Central:
¿Qué viene para el país con una Presidencia de Iván Duque?
Duque representa, más que cualquier otro elemento, la continuidad de una política económica que le ha permitido al país afrontar las más duras recesiones regionales sin grandes efectos fiscales.
Claro, a nivel social están infundados un montón de temores respecto de otros temas como el proceso de paz.
¿Qué pasará con el proceso de paz con las Farc?
Definitivamente el proceso de paz ya es un elemento que obliga a Colombia en el ordenamiento internacional, que le impone condiciones ante muchos países con los que Colombia necesita mantener muy buenas relaciones diplomáticas y por eso el acuerdo no se cae.
Pero seguramente, se van a empezar a implementar unas medidas respecto a la ejecución e implementación y, sobre todo, en la implementación de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
¿Cómo tendrá que afrontar el desempleo?
Colombia está enfrentando una crisis en el desempleo generada, en gran medida, por el éxodo de venezolanos que están llegando a Colombia en busca de un trabajo.
Para esto, Duque necesitará grandes inversiones de capital extranjero para activar el comercio interno de la industria en Colombia y con eso compensar el porcentaje de desempleo.
El punto de mira será la deuda externa, porque necesitamos como sea reducirla. Lo que eso también significa que se va a reducir la estructura orgánica del Estado.
¿Cuál será el punto más débil de Duque?
Necesariamente para llegar a la Presidencia, Duque tuvo que hacer una serie de coaliciones con gran parte de la tradición política colombiana y eso le va a imponer cargas a la hora de ejecutar sus proyectos planteados en el plan de gobierno.
Por ejemplo, la reducción del Estado es un elemento que no le conviene a las estructuras políticas tradicionales porque es perder la base burocracia que mantienen a los sistemas políticos funcionando.
A la luz pública, siempre se ha dicho que no están negociando nada, simplemente es una suma de voluntades.
Pero la realidad política es otra. Esa suma de voluntades siempre tiene un beneficio intrínseco dentro del gobierno, entonces es ahí donde van a empezar a tener algunas dificultades con la implementación de ese plan programático.
