Aunque muchos saben el costo ecológico y humano de la llamada “moda rápida”, vale la pena recordar algunas cifras para que vean lo que pasa cuando compran algo que solo les durará tres meses: a nivel mundial se compran 80 billones de piezas de ropa cada año y el volumen de agua para cubrir esa producción es de 32 millones de piscinas olímpicas. Ahora, ¿recuerdan lo que pasó con el edificio Rana Plaza en 2013, donde murieron miles de trabajadores? Pues bien, en los últimos 15 años 250 mil granjeros del algodón en India se han suicidado por las deudas que les produce trabajar en semillas de algodón genéticamente modificado para cubrir la demanda. Sin contar que los trabajadores pueden ganar de 1 a 3 dólares al día y se usan niños para trabajos específicos.
De esta manera, varias iniciativas y organizaciones como Fashion Revolution han creado campañas y actividades en los últimos años para hacer conciencia y usar la ropa de otra forma y en los tiempos de redes sociales, estas son las más populares.
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Fur Free
La última marca en dejar de usar pieles naturales ha sido Versace. Michael Kors, Gucci y Armani también fueron noticia en su momento por dejar de usar este material en sus propuestas. Asimismo, PETA anunciaba en febrero de este año que el 95% de los diseñadores de la Semana de la Moda de Londres habían dejado de lado las pieles en sus colecciones. Y es que los números son claros: cada año 30 millones de animales son asesinados de manera cruel por su piel.
Cruelty Free
En la industria de la belleza, muchas marcas han declinado hacer sus pruebas con animales y elaborar sus productos con ingredientes veganos. En los últimos años, la conversación sobre el origen de los cosméticos ha sido recurrente en las redes sociales. De hecho, un estudio hecho por la consultoría estadounidense Crimson Hexagon mostraba 6.6 millones de conversaciones sobre el tema en 2016 y cómo marcas como L’Oreal y MAC despertaban la ira de los consumidores por testear en animales y cómo de 2010 a 2016, el share de estas conversaciones se ampliaba de un 10% a un 50%.
E-commerce de segunda mano
Hay tiendas donde se puede comprar ropa ya usada y así incentivar el intercambio de prendas por un precio justo. Asos Marketplace, The Twin Store, Swap.com, Trendier, Poshmark, Tradesy o Thredup son varias de las tiendas que ya tienen un stock con reputación y que se envían a nivel mundial. También hay pequeñas tiendas vintage en Instagram que transforman la ropa para convertirlas en piezas nuevas.
Reusa y recicla
Hay marcas que ya lo están haciendo, aparte de los colectivos y pequeños grupos de DIY. Por ejemplo, Patagonia tiene un tutorial para reparar prendas que están dañadas y H&M compra algodón y poliéster reciclado. También dan descuentos por quienes les dejan sus prendas antiguas para reciclarlas, aunque solo reciclan del 5% al 10% de las prendas, según su informe de 2016.
Clothing Swap
Está soportado por tiendas online de comercio, pero también hay iniciativas que son populares desde el final de los 90 y que fueron promocionadas por Suzanne Agassi en San Francisco. Asimismo, hay páginas online dedicadas al tema, como la australiana The Clothing Exchange.
ENTREVISTA
Carry Somers
co- fundadora del movimiento mundial Fashion Revolution
¿Cuáles cree que son las tendencias y acciones sostenibles más populares que están en el trabajo de evitar el costo humano y ambiental de la moda rápida?
La transparencia no es una tendencia, es solo una buena práctica que se ha vuelto fundamental para las marcas y está cambiando la manera en que estas operan, porque está incrementando su demanda por la legislación y los consumidores. Esto es el cambio, no es el final y Fashion Revolution cree que la industria de la moda entera necesita un giro radical de paradigma para cambiar cómo consumimos y se produce todo. La transparencia, de todos modos, no representa por sí sola este cambio pero sí ayuda a revelar las estructuras para que entendamos el costo humano de la moda.
Hemos visto varias iniciativas y acciones cotidianas (como ropa vintage, DIY, etc.) para cambiar ese chip de consumo de moda rápida. ¿Cree que podrán ir más allá del nicho y se instaurarán en las prácticas masivas?
Sabemos que trabajar en fábricas da un grado considerable de independencia a sus trabajadoras. Esto no excluye que puedan tener mejores condiciones de vida y no irán a través de estas sino, sino a través de la sindicalización y la negociación colectiva. Ahora, 142 marcas que representan el 7.5% del mercado global de moda firmaron la circular del Compromiso del Sistema Moda 2020, que se enfoca en incrementar el reciclaje textil, pero las marcas hacen muy poco respecto a eso. Por eso es que necesitamos educar a los consumidores en el impacto de sus compras y en formas sobre cómo pueden llenar sus closets con dos alternativas como lo haulternativo (mostrar compras recién hechas). De hecho, tuvimos una campaña con vloggers de alto perfil como Cutie Pie Marzia y La Madelynn que hicieron un intercambio online de ropa. Nuestros videos haulternativos tuvieron aproximadamente un millón de vistas el año pasado. También hemos creado una revista llamada Loved Clothes Last, que provee información sustancial sobre consumo masivo, ropa y desperdicio textil, así como reciclaje y moda circular. Esperamos inspirar a la gente alrededor del mundo para que aprendan a hacer ropa que aman y que dure más.
¿Tienen otros proyectos por el estilo para brindarle al público masivo?
Uno de nuestros proyectos que está en la web se llama Garment Worker Diaries, donde contamos lo que les pasa con las personas que trabajan en los retailers y son objeto de abusos. Asimismo, nos enfocamos en la transparencia, ya que puedes cambiar las cosas viendo lo que realmente pasa. Por eso hacemos que la gente en el mundo muestre la etiqueta de su ropa en redes sociales con el tag #quienhizomiropa. Al hacer esto, presionamos a las marcas para que la gente conozca cómo producen la ropa. Ellas también pueden poner el tag #yohiceturopa. Asimismo, offline, hay muchas oportunidades de participar. El año pasado tuvimos alrededor de mil eventos alrededor del mundo.
Muchos afirman que saben esto, pero que les importa es su bolsillo.
Tres cuartos de las personas cuestionadas en la encuesta YouGov/Global Project dijeron que pagarían un 5% extra en su ropa si garantizaran derechos básicos al os trabajadores. Se ha estimado que un incremento les produciría a los trabajadores condiciones más seguras en su labor. Ahora, los precios baratos nos hacen creer que ahorramos dinero. Esto será verdad a corto plazo, pero nosotros pagamos realmente por el costo real del consumo insostenible de la ropa barata. Y estas consecuencias negativas ya tienen impacto en nuestro mundo.
¿Y qué podemos hacer a nivel cotidiano?
Como dice Vivienne Westwood: compra menos, escoge bien y hazlo durar.