Nomveliso Nomasonto Mdoyi, de 33 años, falleció a los nueve meses de embarazo y a pocos días del nacimiento. Diez días después de permanecer en la morgue, los dueños se dieron cuenta de que había expulsado al bebé, en el momento en que la iban a enterrar.
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«Cuando llevamos el cuerpo de la bandeja mortuoria a su ataúd, descubrimos que había un bebé recién nacido entre sus piernas”, contó a Fundile Makalana, propietario de las funerarias Lindokuhle.
Los preparadores aseguraron que fue tanto el susto que “ni siquiera tuvimos tiempo de mirar el sexo del bebé”.
Superado esto y pasando por alto el deseo de varios aldeanos de quemar ambos cuerpos, porque el hecho supuestamente era acto de brujería, madre e hijo fueron enterrados.
Pero todo tiene una razón científica. Expertos consultados por Dispatch Live, el medio que duvulgó la noticia, afirmaron que “un feto podría ser expulsado si la madre muere, ya sea durante la contracción y relajación de los músculos durante la muerte o más tarde cuando las bacterias comienzan a causar cambios”.
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