El caso es de Sevilla, España. Una mujer identificada como Rocío Cortés que fue a tener a su tercera hija, y cuando todo era alegría y se dirigían a llevar a la mujer de 26 años para que descansara en una habitación y pudiera ser visitada por su familia, algo trágico, de película de terror, sucedió.
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Iba en camino a a otro piso superior en la camilla, acompañada de personal médico, subieron la camilla al ascensor, pero las puertas se cerraron y su cabeza quedó atrapada cayendo desprendida de su cuerpo, al estilo de películas de terror.
Nadie pudo hacer nada, mientras la sangre caía. El gran problema que enfrenta el hospital, es que la muerte puede ser considerada como negligencia, pues los familiares de la víctima mortal, que deja tres hijas y un esposo, que el ascensor estaba presentando fallas desde tiempo atrás.
Lo más trágico de la historia es que la madre de la mujer presenció el hecho y con un grito alertó a los demás: “¡Me la han matado! ¡A mi hija me la han matado!”. La menor recién nacida iba en las piernas de la mujer y no sufrió heridas.
“Estoy hecho un trapo. Esto no puede quedar así. Hoy ha sido Rocío, pero mañana puede ser otra persona”, aseguró el esposo de la mortal víctima que queda a cargo de tres pequeñas hijas.
