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¿Cómo controla el Distrito las “barras bravas”?

Tras el asesinato del hincha de Millonarios, es importante entender las medidas que implementa el Distrito para detener la violencia en el fútbol. Sin embargo, algunos no están de acuerdo con sus acciones.

José Armando Arteaga era hincha de Millonarios y hacía parte de Comandos Azules,  una barra que está compuesta por tres “parches”, así es como llaman a los diferentes grupos. José estaba en el del Rolo 80.

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El martes en la noche, Arteaga se encontraba en la estación Ricaurte de TransMilenio y tuvo un enfrentamiento con unos jóvenes seguidores del Atlético Nacional.

Posteriormente, José fue trasladado a un centro asistencial, pero falleció.

El teniente coronel Óscar Solano, oficial de inspección de la Policía Metropolitana de Bogotá, afirmó que “este es un hecho que enluta a una familia bogotana. Tras los acontecimientos, fueron capturadas tres personas que en este momento están siendo judicializadas por el delito de homicidio”.

Por su parte, Nación Verdolaga, uno de los grupos de hinchas de Nacional, presente en Bogotá, afirmó en un comunicado que “rechaza los lamentables hechos y ratifica que la organización ha trabajado con el Distrito en proyectos encaminados a reducir las violencias y el respeto por la vida”.

Además, aseguraron que “es un hecho fortuito que no puede afectar las dinámicas de convivencia y la reducción de riñas entre barristas”.

Las medidas del Distrito para reducir la violencia en el fútbol

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El Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC) es el encargado de coordinar las acciones con respecto a las barras futboleras, como las denominan los funcionarios de la Alcaldía. Según la entidad, es preferible esta definición que las de “barras bravas”.

La estrategia del IDPAC se llama “Más fútbol Más Vida”.   El director Antonio Hernández explica que “la integran  tres componentes.  El primero es la seguridad dentro del estadio para evitar riñas y agresiones”. Así la Policía Nacional y los enlaces de barras velan por la seguridad antes, durante y después del partido. Igualmente, los uniformados supervisan los objetos que los asistentes ingresan para apoyar a su equipo para evitar la entrada de armas.

El segundo componente es la acción realizada por las alcaldías en las localidades, en los que se realizan de forma semanal o quincenal los consejos de barrismo. “Son espacios en los que se sientan las personas de las diferentes barras con autoridades distritales para identificar problemas y proponer proyectos en beneficio de la comunidad”, asegura Hernández.

El tercer componente está dirigido a transformar los imaginarios que existen sobre el fútbol en la sociedad. “Hay mucha gente joven que ha entendido el fútbol de una manera violenta. Pero el hincha no tiene que ser entendido como un ser violento”.


“Las barras deben manejarse como bandas criminales”

El profesor Juan Carlos Ruiz de la facultad de ciencia política de la Universidad del Rosario afirmó que “las barras bravas de fútbol están relacionadas con estructuras del microtráfico, la extorsión y el sicariato porque estas actividades les permiten su sostenimiento para los viajes que realizan para apoyar a su equipo.   

Hay que aplicar medidas de seguridad como encarcelar a los líderes, hacerle seguimiento a los hinchas e interceptar sus llamadas. Los funcionarios no pueden desconocer los problemas”.


“Para nosotros la violencia no sale del Campín, esta llega al estadio. Por esto, hay que trabajar con las comunidades”


  

     

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