La mala suerte se ensañó con John Ripple, un hombre de Kansas City en Estados Unidos que se encontraba aburrido de su esposa. Ante esto, decidió ir a robar un banco, buscando ir a la cárcel y así no tener que ver más a su mujer.
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«Tengo un arma, dame el dinero». Esas frases dijo en septiembre pasado el hombre a un cajero, el cual le pasó US$3 mil. Sin embargo, en vez de huir con el dinero, se acercó al guardia del mencionado recinto y se entregó.
Al llegar la policía a detenerlo, el sujeto confesó que cometió el delito solamente para poder ir a prisión. «Prefiero estar en la cárcel que en casa», le espetó a un agente del FBI que lo interrogó.
En ese sentido, relató que había tenido una discusión con su esposa, hecho que motivó su actuar. Pese a esto, su cónyuge acompañó a Ripple al tribunal donde ocurrió el juicio.
Y ahora salió la sentencia: en vez de recibir 37 meses de cárcel que era la pena que se esperaba, el juez aceptó los pedidos de clemencia del abogado defensor del hombre y lo condenó a seis meses de arresto domiciliario, tres años de libertad vigilada y 50 horas de trabajo comunitario.