La psicóloga clínica Adriana Beltrán ha trabajado desde hace ocho años en adicciones y farmaco dependencia.
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Adriana trabajó en una institución en la que constantemente recibía habitantes de calle. “En Bogotá, varios vivían en sector del centro, especialmente en la ‘ele’ (Bronx) y en varias ollas cercanas”.
Cuando un habitante de calle llega a un centro de rehabilitación, “se hace una valoración inicial en la que se hace un examen mental y se evalúan varias áreas de la persona para determinar la alteración que tiene en el cerebro por el consumo de drogas”, explica Adriana.
Igualmente, este examen sirve para establecer si los adictos padecen una enfermedad mental, adicional a la farmacodependencia.
Posteriormente, los habitantes de calle son llevados a un proceso de desintoxicación que se hace progresivamente porque “hay drogas que no se pueden interrumpir de un momento a otro, ya que si esto se hace, se puede generar una alteración o una especie de ‘shock’, que provoca un paro cardiorespiratorio”, sostiene Beltrán.
Para determinar cuánto tiempo puede durar la rehabilitación de un habitante de calle se deben tener en cuenta varios factores “como la edad, el tiempo que se lleve consumiendo drogas, el tipo de sustancias, enfermedades mentales adicionales u otros diagnósticos”, afirma Adriana.
“Un habitante de calle debe estar internado un año en una institución. Después, necesita otro para un seguimiento permanente. Los tratamientos que duran entre tres o seis meses son muy cortos y no se puede hacer un proceso psicoterapéutico adecuado para una persona que ha consumido drogas”, señala Adriana.
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“Yo trabajo con los habitantes de calle que están en las instituciones de rehabilitación. Algunas de las técnicas que empleo en mis consultas son los doce pasos de narcóticos anónimos, entrevista motivacional, entre otras”, cuenta Adriana.
La psicóloga explica que “los ayudo a intervenir en la disfuncionalidad de algunos aspectos de su vida como el trabajo, las relaciones familiares, personales. También, los llevo a identificar sus debilidades de personalidad que influyeron en su adicción. Por esto, mi objetivo es que las personas reaprendan todas las habilidades que perdieron debido al consumo de drogas para reducir la probabilidad de reincidencia”.
Las dificultades de las adicciones
Para Adriana, lo más difícil desde el punto de vista piscológico, “es cuando una persona además de ser adicta tiene enfermedades mentales o trastornos de personalidad. Otro problema es cuando a algunos individuos se les diagnostica retraso mental debido al alto consumo de sustancias, que generan un alto impacto en el cerebro. Por esto, muchos pierden la conciencia de quiénes son”.
Desde el punto de vista personal, lo más duro para Adriana “es ver lo que puede llegar a hacer un individuo por droga. No les importa perder sus valores y por esto, son capaces de matar y herir a otros”.
Sin embargo, muchos habitantes logran desintoxicarse y salir adelante “ya sea por motivos externos como familiares, especialmente, sus hijos, o su pareja. Incluso, hay personas que no tienen ninguna red de apoyo pero pueden rehabilitarse, por razones internas, como cumplir sueños o el cansancio de vivir en lugares llenos de zozobra y humillación”.
El motivo que lleva a la psicóloga a trabajar con los habitantes de calle es “la gratificación de ayudar a una persona que pudo salir adelante. Todos los días recibo palabras como un gracias o tus palabras me ayudan mucho”.
“Cuando uno trabaja en esto, todos los testimonios son fuertes. Sin embargo, conozco muchos casos de personas que han podido recuperar sus proyectos de vida, pero algunas creen que la calle es su único destino en la vida”, cuenta Adriana.
“Duele mucho ver cómo una persona pierde su esencia y su valor, por conseguir droga”
Adriana Beltrán, psicóloga clínica egresada de la Universidad Cooperativa.