Teresa se enteró seis meses después que alguien usurpaba su identidad financiera. Una mujer robó sus datos y falsificó un pasaporte con el que compró tres automóviles a crédito. La deuda sumaba 785 mil pesos y las llamadas para cobrarle eran cada vez más constantes y amenazantes.
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La pesadilla podría haber sido menor si Teresa hubiera detectado a tiempo que alguien usaba su nombre. Una revisión a su historial en el Buró de crédito, le hubiera permitido saber que alguien más realizaba un proceso de compra.
Con imágenes e información de Víctor Silva, UNO TV.