No reciben tratamiento médico, no usan protección y son víctimas de agresiones por partes de sus clientes. Así viven las prostitutas con VIH del barrio de Badía.
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Ellas, a quienes se les conoce como “Los ángeles de la muerte”, cobran solo dos dólares a sus clientes por tener relaciones sexuales sin importar el riesgo que esto pueda traerles.
Viven en pequeñas habitaciones ubicadas a lo largo de un estrecho pasillo y cuentan que todas las noches ofrecen sus servicios a cinco hombres, sobre todo a extranjeros, quienes son los que pagan más.
Ellos, a los que llaman blancos, prefieren a las menores que no superan los 14 años. “Los blancos casi siempre son gordos y feos, pero son los que tienen más dinero”, dijo una de las mujeres a el diario argentino El Clarín.
Este medio asegura que fue el fotógrafo Ton Koene quien descubrió y denunció la problemática a través de un reportaje gráfico que hizo en el lugar.
Él llegó hasta el barrio durante una visita a Nigeria en la que quería conoce la cultura africana. Una vez en Lagos tomó un taxi para que lo llevara al barrio y en el camino el taxista le contó sobre la situación de las prostitutas con VIH.
“Cuando te vas acercando con el coche puedes oler el virus de sida desde fuera”, le dijo el taxista, quien agregó:
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“Las muchachas de ahí, cuanto más bonitas y más jóvenes, son más caras. Los hombres las visitan como si estuvieran caminando por un supermercado”.
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