Cada vez que hay un concierto, evento deportivo o incluso rumba, las redes sociales se llenan de la misma queja. No importa si se trata de TuBoleta, TuTicket, Primera Fila, Ticket Express o cualquiera de las llamadas «tiqueteras» -empresas encargadas de la venta y distribución de boletería para eventos públicos en Colombia- en redes se suele cuestionar la eficiencia de su plataforma online para acceder a la compra de entradas, se critica el sobrecosto por la impresión/entrega de la boleta y ya son casi que costumbre las denuncias de reventa.
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Para empezar hay que señalar que para vender boletería en línea se necesita un permiso del Ministerio de Cultura. Actualmente hay 16 empresas con esa licencia que se tramita a través del Portal Único de Espectáculos Públicos de las Artes Escénicas –PULEP, tres de ellas recibieron el permiso este año: Boleta en mano, Ws Ticketing y Sala Llena.
El problema, sin embargo, no está en las licencias; está en las prácticas de estas empresas que facturan de lo lindo con cada evento. Es legendario el cobro de $139.000 por el servicio de boletería para la entrada de un millón de pesos del concierto de los Rolling Stones en 2015. ¿De dónde cobró TuBoleta ese sobrecosto y por qué tan alto? En su momento el periodista musical Pacho Escobar quiso investigar al respecto y lo que encontró por parte de los empresarios de conciertos fue una respuesta cruda: “Aquí los únicos que ganan son los de TuBoleta”.
Pero el problema no está sólo ahí, el tema de la cancelación de los conciertos es aún más polémico e incluso en Facebook ya existe un fanpage llamado «No más TuTicket.com y sus abusos» en el que los afectados denuncian que la tiquetera les demora demasiado la devolución de su dinero cuando se cancela un evento: «No deben desfallecer, sigan adelante, lo que busca Tuticket.com es aburrirlos y quedarse con su dinero», dice un post del pasado 18 de febrero.
En declaraciones a Noisey, el canal musical de la revista Vice, Jaime Salazar, gerente y representante legal de TuTicket, las quejas son contra su empresa pero los usuarios se olvidan que la responsabilidad es de terceros y se les salen de las manos. Salazar incluso señala que las cancelaciones le representan pérdidas pues «Cuando a mí me cancelan, yo pierdo el 4 por mil, la retención, el ICA, el IVA… Todo lo pierdo».
Lo cierto es que las ganancias para las tiqueteras son enormes, el riesgo es mínimo y, de momento, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), ente encargado de controlarlas, no da mayores soluciones a unos usuarios que no entienden porqué la boleta que compran siempre sale mucho más cara de lo que se anuncia y por qué si le compran la boleta a una tiquetera, esta no les responde y le echa el agua sucia a los productores del evento.
Y ojo, la tiquetera está en todo su derecho de lavarse las manos pues según la Ley 1480 de 2011 el que le debe responder al consumidor es el productor del evento. Esto, sumado a unos tiempos estimados entre 6 y 18 meses para que la SIC logre que el dinero vuelva a las manos del consumidor, hace que el proceso no sólo sea largo sino frustrante.
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Ante la avalancha de quejas de los últimos años la SIC ya obliga a las tiqueteras a responderle a los compradores de una boleta si hay una cancelación de un evento, pero el vacío jurídico persiste y las quejas se multiplican.