El torero colombiano Luis Bolívar confía en que la Corte Constitucional decida la continuidad de la fiesta brava, objeto de una intensa polémica, al tiempo que prepara acciones legales contra quienes lo amenazaron de muerte en las redes sociales por defender su profesión.
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Arropado por su familia en Cali, Bolívar, que en realidad nació en Panamá, es considerado el sucesor de César Rincón, el colombiano que más triunfos ha cosechado en la tauromaquia.
«Espero que ese alto tribunal (Corte Constitucional), tanto como el Gobierno nacional, ahora empeñado en sacar adelante un proyecto contra la tauromaquia, tengan en cuenta lo que significa el toro bravo, tanto desde la perspectiva cultural, como en lo que tiene que ver con su importancia social y económica», dijo Bolívar en una entrevista con Efe.
La Corte Constitucional aplazó para la próxima semana una sesión en la que debatirán la prohibición de las corridas de toros y las penas contra el maltrato animal.
Adicionalmente, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, anunció que el próximo 20 de marzo se llevará al Congreso de la República un proyecto de ley para prohibir las corridas de toros.
«En momentos de paz y convivencia es necesario que la sociedad tome decisiones frente a las corridas de toros. Sin embargo, la invitación es a hacerlo por el camino del respeto», dijo Cristo.
Para Bolívar, considerado máxima figura actual de la torería colombiana, «no se puede hablar al mismo tiempo de paz y dejar de lado el tema de las libertades».
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«Esta persecución emprendida contra nuestra actividad por asuntos básicamente políticos afecta a una tradición, pero no menos a mucha gente que vive de la fiesta de los toros», subraya.
El torero del Valle del Cauca, que tomó la alternativa en Valencia (España) en 2004, tras una dilatada carrera como novillero, recibió amenazas de muerte a través de las redes sociales y en al menos una de ellas un usuario le advierte de que, de encontrárselo en la calle, lo matará «a puñaladas».
«Esa es apenas una parte de toda esta campaña. Hablo de quienes llegan a esos extremos, que uno supondría no corresponden a alguien que esté en sus cabales», dice.
Porque, según Bolívar, hay quienes patrocinan tales acciones, cuando no es que utilizan «la imagen de nosotros, los toreros, para burlarse y denigrar de la profesión que ejercemos, regulada por la ley, como cualquier otra».
«Contra esos personajes, alguno de ellos de reconocimiento público, voy a proceder ante los tribunales», afirma.
Bolívar se negó a dar sus nombres, porque, dijo, «ya se sabrá de ellos cuando sean citados por la Justicia para que expliquen las razones de sus abusos».
En opinión del torero colombiano, los antecedentes en España y Francia del ejercicio de la autoridad contra los violentos que se agazapan en las redes sociales para amenazar e injuriar a la gente del toro, «como sucedió después de la muerte en el ruedo de mi colega Víctor Barrio, el año pasado» debe dar lugar a un capítulo similar en su país.
Bolívar actuó el pasado 22 de enero en la corrida de reapertura de la plaza La Santamaría de Bogotá, tras casi cinco años de inactividad en ese coso, donde cortó una oreja.
El festejo estuvo marcado en los exteriores de la plaza por desórdenes protagonizados por grupos radicales que, según la Policía, infiltraron las protestas de organizaciones antitaurinas.
En el país se abrió un debate acerca de la continuidad de la tauromaquia en 2012, cuando el entonces alcalde de Bogotá, el izquierdista Gustavo Petro, decidió prohibirlas en la capital.
Sin embargo, en septiembre de 2014 la Corte Constitucional ordenó el regreso de las corridas de toros al fallar en favor de la Corporación Taurina de Bogotá que presentó una acción de tutela (recurso de amparo).
La Corte Constitucional consideró entonces que no existía «una norma legal que imponga la prohibición general de los espectáculos taurinos» y recordó que la tauromaquia es una «tradición cultural de la Nación, susceptible de ser reconocida por el Estado».