Pitaba la final del campeonato de la cuarta división del fútbol uruguayo, entre Boca Juniors y Conventos, un torneo de jóvenes entre los 16 y 18 años.
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Los espectadores se sorprendieron cuando notaron que el árbitro del encuentro se tambaleaba y caía repetitivamente. Pitó una falta que según los jugadores no existía, sacó una tarjeta roja, y además agredió a uno de los jugadores que era menor de edad.
Tras todos los sucesos, descubrieron que Raúl Mariño, colegiado uruguayo, estaba borracho y tuvieron que llamar a la policía local para que lo detuviera y lo arrestara.