Los conflictos han dejado a más de 56 millones de personas en una situación de crisis o emergencia alimentaria, informó la ONU tras analizar los casos de diecisiete países sumidos en la violencia.
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La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) entregaron un informe al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la inseguridad alimentaria en esos países, lo que está «dificultando los esfuerzos globales para erradicar la malnutrición» en el mundo.
En un comunicado conjunto, las dos agencias con sede en Roma apuntaron que en esas zonas más de 56 millones de personas sufren altos niveles de hambre, de acuerdo con la escala integrada que se utiliza para clasificar las fases de la seguridad alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés) y otros análisis.
El deterioro de la situación es particularmente preocupante en el Yemen, Siria, Sudán del Sur, Burundi y la cuenca del lago Chad, según el informe.
Alrededor de la mitad de la población yemení, 14 millones de personas, padecen una crisis o emergencia por el hambre, mientras que en Siria 8,7 millones de personas (37 % de la población anterior a la guerra) necesitan con urgencia ayuda alimentaria, lo mismo que 4,8 millones de personas en Sudán del Sur (un 40 % de la población).
La ONU mostró su preocupación por esos dos últimos países debido al deterioro progresivo que han sufrido en 2016 según se han ido prolongando los conflictos.