Noticias

Siembra y recogerás

Si yo le cuento a usted, con la compañía de un café, la historia de un hombre que fue desplazado por la violencia, vive en una ciudad a la que no siente pertenecer y su único deseo es volver a su tierra, allá por la región Pacífica colombiana, quizás la conversación nos lleve a reflexionar sobre una problemática con larga data en Colombia, como lo es el tema del conflicto armado. El que sea ‘charladito’ puede que haga que esta historia se quede más fácil en su cabeza y no pase desapercibida como otros cientos de casos que se pierden en el olvido tras la superficial aparición en periódicos o noticieros de televisión.

PUBLICIDAD

Pero como no nos conocemos y lo del café parece más bien ficción, la posibilidad de acceder a una historia cercana que lo haga reflexionar se da más a través de canales como el cine, que en este caso cuenta con un nombre propio: Siembra. El protagonista de la película es Turco, un pescador del Pacífico que tiene la fuerte ilusión de regresar a la tierra que fue obligado a abandonar junto con su hijo Yosner, pero que se enfrenta a fuertes obstáculos para cumplir su objetivo. La cinta, que es en blanco y negro y está dirigida por Ángela Osorio y Santiago Lozano, proporciona una mirada del conflicto necesaria en el proceso de construcción de memoria en Colombia.

Ahora bien, por culpa de los errados imaginarios sociales que se han tejido alrededor del cine nacional, escoger la película local es como ‘bailar con la más fea’ y la salida fácil está en comprar la boleta para los sobrevendidos refritos de Hollywood, algo que aleja a la gente de la posibilidad de reconocerse en el séptimo arte, a través de los ritos, las tradiciones o las costumbres y que alienta la idea de formar públicos que elijan ver un baile de salsa (como en una de las escenas más bellas de Siembra) o un plano muy bien pensado antes que los sonidos de efectos hechos en estudios o planos panorámicos de las grandes ciudades gringas.

Siembra tuvo una destacada participación en el Ficci 56, al llevarse el premio especial del jurado y demostrar la importancia de abordar el tema de la tierra, la memoria y el conflicto en la cinematografía nacional. De igual manera, en el festival brillaron otras joyas latinoamericanas como la chilena Aquí no ha pasado nada, de Alejandro Fernández Almendras, que se alzó con el premio de la crítica internacional, y el documental colombiano transmedia Paciente, títulos de los que hay que estar muy pendientes para su estreno en salas.

El excelente momento por el que atraviesa la cinematografía colombiana es resultado de lo que se ha sembrado desde hace décadas, con realizadores que apuestan a lo audiovisual y a las historias locales y con un apoyo creciente desde el Estado para garantizar los recursos que permitan producir cine. En este proceso, los festivales, como el Ficci, hacen parte de este compendio de buenas herramientas para consolidar espacios de cine más diversos, políticas públicas más efectivas y públicos más comprometidos.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.

MÁS OPINIÓN AQUÍ

PUBLICIDAD

Tags

Lo que debe saber


Lo Último