«Nuestro compromiso y decisión política es avanzar con todo el empeño hacia la firma de un acuerdo final, que dé inicio al complejo proceso del fin del conflicto e implementación de lo pactado». Iván Márquez, jefe de la delegación de paz de las Farc.
Pese a que parece una carrera contra el tiempo, hay un compromiso público y tácito de firmar el acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc el próximo 23 de marzo.
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Así quedó demostrado este miércoles, en el reinicio de los diálogos de paz de La Habana, en el que las delegaciones de ambas partes subrayaron su convicción en acordar el fin del conflicto armado en la fecha que dispusieron el presidente Juan Manuel Santos y ‘Timochenko’ el 23 de septiembre del año pasado.
El equipo negociador del Gobierno liderado por Humberto de la Calle llegó el martes a Cuba con el propósito de permanecer en la isla hasta esa fecha para apurar al máximo el tiempo y tratar de cerrar el acuerdo.
La delegación de las Farc, por su parte, aunque se muestra escéptica al respecto, también espera pactar en ese plazo, al menos, «algo relativo al fin del conflicto», como señaló alias Iván Márquez haciendo referencia al esperado cese el fuego bilateral y definitivo, que implicaría de facto el fin de la guerra en Colombia.
No obstante, aún si se lograra un acuerdo en cuanto al fin de hostilidades, sobre la mesa quedan temas complejos pendientes, como la dejación de armas, el desmonte del paramilitarismo, la concentración de guerrilleros para su desmovilización y el tránsito de las Farc a movimiento político legal, además del cierre del punto de la reparación a las víctimas.
Compromiso
En el reinicio de las conversaciones de este miércoles las Farc expresaron su “plena disposición” a convenir “un cronograma y una hoja de ruta” que permita la firma del acuerdo de paz «a la mayor brevedad».
«Nuestro compromiso y decisión política es avanzar con todo el empeño hacia la firma de un acuerdo final, que dé inicio al complejo proceso del fin del conflicto e implementación de lo pactado», dijo ‘Márquez’ mostrando también que ya fue superada la pequeña crisis que se desató por su visita y la de otros comandantes guerrilleros a Conejo, en La Guajira, en donde realizaron actos de proselitismo en compañía de hombres armados.
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Aunque el jefe guerrillero no mencionó expresamente la polémica de La Guajira, subrayó la disposición de las Farc de «actuar en consecuencia» para acelerar los diálogos y dijo tener la «certeza» de que «en 2016 los colombianos contarán con un protocolo de paz que nos permita propalar a los cuatro vientos: terminó la guerra».
‘Máerquez’ también reclamó que se defina bilateralmente el mecanismo de refrendación de los acuerdos de paz, ya que rechazan el plebiscito para la paz impulsado por el Gobierno y que ya ha sido aprobado por el Congreso de Colombia.
«La experiencia en la mesa ha demostrado que cuando se actúa sin tomar en cuenta a la contraparte, la negociación cae en terrenos cenagosos que impiden avances. (…) Tenemos el compromiso de encontrar ya, y de manera conjunta, salidas a los asuntos nodales que falta discutir», concluyó Márquez.
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