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Imagine 8 piscinas olímpicas. Así es la cantidad de aire que los paraderos verdes logran limpiar cada día. Los paraderos verdes son exactamente iguales a los tradicionales, con la diferencia de que sus techos de aluminio han sido reemplazados por cobertura vegetal, sembrada para tratar de disminuir la contaminación en corredores viales como la Carrera Séptima, la Avenida Primero de Mayo y la Calle 26 en Bogotá
Este es un proyecto piloto de la Defensoría del Espacio Público (Dadep) con el concesionario Eucol, encargado de la instalación de los 1643 paraderos del SITP en toda Bogotá, la primera ciudad de Latinoamérica que cuenta con estos. Si bien en el momento solo se han instalado 28 paraderos verdes, los resultados del proyecto podrían impulsar el montaje de los mismos en toda la ciudad.
“Hay que tener en cuenta que estos paraderos están en sectores sin cobertura vegetal, como lo son las vías troncales de la ciudad”, explica el director del Dadep, Nelson Giovanni Jiménez. “La presencia de plantas en los techos de los paraderos verdes es una de las mejores posibilidades para que se humanicen estos espacios y se aumente la capacidad de absorción de contaminantes”.
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En los techos de los paraderos se sembraron plantas de las especies Sedum Rupestre Azul y Sedum Acre, las cuales son livianas, poco corrosivas y no requieren de riego. Los primeros resultados son esperanzadores para ayudar a la descontaminación de la ciudad, en un experimento que costó 45 millones de pesos, a cargo del concesionario Eucol.
La ubicación de los 8 paraderos verdes parte del proyecto piloto se determinó de tal forma que los mismos se ubicaran en ejes viales altamente contaminados, para determinar su efectividad. Estos se ubicaron en la Carrera 7 con calles 33 y 67, en la Calle 26 junto al Portal El Dorado de Transmilenio, y en la Avenida Primero de Mayo con Avenida Boyacá.
Material particulado
“La contaminación no es solo por gases”, aclara el ingeniero ambiental Andrés Moncada. “Si bien ese es el componente más conocido de la contaminación producida por combustión, por ejemplo, en vehículos, hay otros elementos más peligrosos para la salud, como los materiales particulados. Un paradero verde puede ser más importante en la captura de estos que en la absorción de CO2 y producción de oxígeno”.
Según un estudio de 2011 realizado por la Universidad Nacional y la Secretaría de Ambiente, los principales contribuyentes al indicador PM10 (que mide las partículas de tamaño inferior de 10 micrómetros en el aire. Al ser inhaladas se depositan en los pulmones) son las industrias, que contribuyen con el 60% de los contaminantes particulados, y los buses y camiones de motor diésel, con el 36% de los mismos.
Los datos preliminares del proyecto piloto de paraderos verdes son esperanzadores en este aspecto. Los ocho paraderos de la investigación original son capaces de capturar, retener y biodegradar en promedio 600 gramos de material particulado al mes, así como metales tóxicos como níquel, plomo, mercurio y cromo.
Si bien esto no parece mucho, hay que considerar que el PM10, según datos de la Secretaría de Ambiente, es en promedio de 0.1 miligramos por metro cúbico en Bogotá. Los 8 paraderos limpian el equivalente a unos 6 millones de metros cúbicos de aire al mes, o el equivalente a 80 piscinas olímpicas de aire al día.
Los datos preliminares del Dadep y el concesionario indican que los paraderos más efectivos son los de la Séptima con calle 67, un sector de alta contaminación por material particulado proveniente del transporte público.
Los (pequeños) beneficios de los paraderos verdes
Los paraderos verdes, además, tienen otros beneficios. Al retener agua lluvia, disminuyen el volumen de agua en unos 230 litros por paradero durante cada aguacero, reduciendo ligeramente el riesgo de inundaciones. Este volumen también implica que no se requiere de riego.
Otro efecto está en la percepción de las personas sobre los espacios públicos. Jiménez explica que un espacio verde tiene un efecto de descanso visual, en contraste con el cemento y el metal. “Es la misma razón por la que uno tiene plantas en su casa: la cobertura vegetal en los paraderos trata de reconstituir el paisaje natural de la Sabana”.
La idea detrás de los paraderos verdes se complementa con tendencias arquitectónicas como la construcción de jardines en los techos y paredes de algunos proyectos de vivienda y oficinas. La llamada “arquitectura sostenible” hace parte de un movimiento global que busca disminuir el impacto de las construcciones sobre el medio ambiente.
El proyecto piloto de los paraderos verdes tendrá resultados completos para la ciudad al terminar el período de evaluación en el mes de junio. Por ahora solo se ha convertido la Carrera 7 entre calles 33 y 67 en un corredor ecosostenible, vinculado al uso de buses híbridos para recuperar el medio ambiente de estaemblemática vía. 24 de los 28 paraderos verdes están en este eje vial.
Estos paraderos tienen un impacto puntual y limitado sobre algunos de los problemas ambientales que afronta Bogotá. Según Moncada, la cantidad de CO2 que podría absorber y convertir en oxígeno un paradero, debido a las restricciones necesarias para que la infraestructura resista, es muy reducida y podría reemplazarses con árboles.
Pero no por esto puede desestimarse este impacto: si los resultados obtenidos después del fin del proyecto en junio son promisorios, el Dadep podría extenderlos a toda la ciudad, sobre todo en áreas densamente construidas del occidente y sur de la ciudad donde la vegetación brilla por su ausencia.
“Hay que recordar que en muchas zonas de la ciudad no existe ningún tipo de cobertura vegetal”, dice Jiménez. “No hay parques, jardines ni árboles. En esas zonas la efectividad de los paraderosverdes es más notable: estaríamos llevando vegetación y mejorando el medio ambiente sin costo para la ciudad a zonas donde hacerlo requeriría de una inversión muy elevada”, remata.
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