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‘Queremos decir en voz alta que somos médicos a favor de la autonomía de las mujeres’

Pese a que en 2006 la Corte Constitucional falló a favor de despenalización del aborto en tres casos específicos (cuando esté en riesgo la salud de la madre, cuando el feto venga con malformaciones y cuando el embarazo sea fruto de una violación), casi una década después son muchas las barreras que aún siguen habiendo al respecto.

Una de ellas es la falta de información por parte de los especialistas de la salud a los que acuden muchas mujeres colombianas, en algunas de las situaciones estipuladas por la ley, para hacer valer sus derechos reproductivos y de decisión sobre sus cuerpos.

Es por esta razón que desde hace más de cuatro años un grupo de médicos y médicas viene trabajando, en asociación con Global Doctors for Choice, con miras establecer la autonomía y la capacidad moral de las mujeres como sujetos para agenciar su propio cuerpo y decidir lo que quieren hacer con él.

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“La inquietud realmente viene de observar en distintos países y distintos contextos, incluso independientemente de las condiciones legales, es decir aún en lugares donde el aborto está despenalizado como en el Distrito Federal en México, pese a esas circunstancias legales, veíamos con preocupación cómo nosotros mismos terminamos siendo parte de las dificultades y de las barreras para el acceso”, explica Ana Cristina González Vélez, coordinadora y fundadora para Colombia del ,  y miembro de la junta directiva de la red a nivel mundial de Global Doctors for Choice.

Julia* es una de las mujeres que acudió a los servicios médicos buscando ayuda luego de una violación carnal que terminó en embarazo.

“Una doctora me dijo en público el fin de semana que era que no me podían dejar salir porque yo quería era irme a matar la criatura… Otra vino y me dijo duro: ¡Aquí solo nos encargamos de ese problemita suyo cuando denuncie. Esas cosas de salud, sus remordimientos y todo lo demás, no nos importan…! Yo ya no quiero que me toquen aquí, quiero ir a otro hospital donde no me pongan trabas ni me traten mal… muchas personas me han tratado mal…”, cuenta Julia, de 29 años de edad a quien nunca le preguntaron por las circunstancias en las que quedó en estado de embarazo ni mucho menos por su estabilidad mental.

González apunta la causal de la Corte en la que se habla del riesgo de la salud de la madre y señala que   “esa excepción que parece tan simple a los médicos les cuesta mucho interpretarla porque se supone que la salud es un concepto integral que implica que tu te enfermas no solo de cosas físicas y biológicas, también tienes emociones, esta la salud mental, que no necesariamente consiste en que estés loca sino que hay depresiones, angustia, etc.”.

Es por esta y muchas otras razones que este grupo de médicos colombianos, cerca de 60, se han sentado desde hace años a analizar y pensar el tema de los derechos de elección de las mujeres en cuanto a su cuerpo y la reproducción con miras a que los profesionales de la salud entreguen toda la información y brinden las herramientas para que sean ellas tomen quienes tomen las decisiones a consciencia.

“Con otro elemento súper importante, y es que nos parece que en la mayoría de los escenarios en los que trabajamos falta una voz más pública de médicos y médicas que trabajen en esa línea y puedan servir como un referente científico pero también un referente de profesionales que estamos en el día a día lidiando con estos casos, así como las dificultades que enfrentan las mujeres en distintos escenarios”, asegura González refiriéndose, por ejemplo, a la ayuda que podrían brindar en caso de un debate público o la creación de un proyecto de ley, entre otros.

La coordinadora del capítulo para Colombia de Global Doctors for Choice, también apunta a que la formación profesional es una “muy paternalista” y eso se traduce de manera muy significativa en el campo de la reproducción porque algunas de las barreras que se ven en la prestación de los servicios en estos temas no se ven en otros ámbitos.

“A los médicos y médicas nos entrenan en una figura muy paternal, generalmente tomamos decisiones por los demás o tratamos de influenciar mucho las decisiones de la gente por su propia salud”, explica González, aunque asegura que esto está empezando a cambiar. “Los médicos tienen que entender que son una fuente de conocimiento para al final acompañar una decisión que solo puede tomar el paciente: si me quiero operar, si no me quiero operar…”, advierte.

Para ella, esa formación paternalista “se une con un modelo de sociedad que, aunque nos cueste aceptarlo es un modelo machista y patriarcal. Que todavía, desafortunadamente, no considera a la mujer como ciudadana plena capaz de tomar decisiones sobre su vida, sobre su cuerpo”.

El Grupo médico por el derecho a decidir viene trabajando en varios frentes. El de la información entre ellos mismos y el de la objeción de conciencia, entre otros.

“Queremos decir públicamente y en voz alta que nosotros somos médicos a favor de la elección, a favor de la idea de que las mujeres decidan, del respeto a la autonomía de las mujeres”, afirma González al tiempo que alerta sobre la falta de espacios de debate y discusión.

En Uruguay, por ejemplo, el debate se convirtió en uno de la ciudadanía, del país, de los políticos pero también del día a día. Hoy por hoy, en el país del sur hay más de un 63% de la ciudadanía a favor de la despenalización del aborto. Según señala González, allí no hay reversa porque hay un cambio cultural. En Colombia, por el contrario, Acá se dio primero el cambio legal y, en el ámbito cultural, donde aún hace falta mucho por hacer,   es donde el grupo de médicos puede aportar su grano de arena.

“Hay una paradoja entre la legitimidad y la legalidad, no es lo mismo haber despenalizado el aborto, que tener las condiciones para que esa legalidad se incorpore en el qué hacer diario de los servicios y sea un servicio como cualquier otro. Como tendría que ser, sin estigma para los prestadores y sin estigma para las mujeres que llegan a interrumpir un embarazo”, asegura la coordinadora del Grupo.

*Nombre cambiado por petición de la fuente.

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