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Estas son las peores cosas de viajar en TransMilenio

Vea las peores cosas que le pueden pasar viajando en los busecitos rojos.

No apto para claustrofóbicos: Gente, gente, gente, gente. Una estación de TransMilenio en horas pico es el infierno en la Tierra para cualquier claustrofóbico, sobre todo a la entrada. Mareas de personas lo atropellarán si no se pone pilas o no lo dejarán pasar, si no se avispa. Si usted detesta el toqueteo de la muchedumbre o que respiren el poco aire existente, entonces viaje… en bus.  

La eterna espera: Realmente, los tiempos de espera de las estaciones  son ridículos. Los articulados se demoran más de lo que dicen. Aquel que va retrasado va a vivir minutos infernales tratando de que llegue un bus que probablemente lo haga cuando ya haya sufrido una crisis de nervios.

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Tratar de entrar a uno de los articulados es como ‘Los Juegos del Hambre’: Es en serio, ni Katniss Everdeen a punta de flecha logra entrar a un articulado, en hora pico. Su lado ‘cafre’ lo hará dar codazos, carterazos o empujones si quiere entrar o si quiere salir, y peor cuando no faltan los ‘atembados’ que se quedan esperando el otro bus e interceptan el paso hacia la puerta.

Conseguir puesto es como ‘300’: Sí, usted tiene que ser todo un Leónidas de Esparta para poder, por lo menos, posarse sobre una silla roja, o llegar a probar siquiera una azul, ocupada de inmediato por personas que pueden usarlas y a veces algunos padres de familia se acomodan con un gran coche de bebé sobre el pasillo. Si alguien llega a desocupar una silla, usted debe cazar mejor que un leopardo, ya que avispadas tirarán la cartera desde el otro lado del bus para posarse rápidamente sobre esta o ‘marcarán’ su territorio.

‘Apretaíto, apretaíto’: Esa es una palabra amable para describir lo que se siente viajar en un TransMilenio atestado hasta el cogote. Muchos ni llegan a tocar una baranda ya que se sostienen por las otras personas, que lo estrujarán peor que a un trapo viejo. Esta es la versión gratis del sauna, en su peor expresión o tal vez la más desagradable definición de ‘contacto humano’. Y claro, no faltarán los que metan las manos por donde no deben y causen todo tipo de incidentes indeseables.

Ruta equivocada:  Esto es lo peor que le puede pasar a alguien que solamente iba dos estaciones más adelante y se recorrió la ciudad pensando que llegaría más rápido. Lea bien a la hora de tomar un articulado, y por favor, pida indicaciones. Es preferible pasar por novato que aguantarse la rabia por haber sido descuidado y darse un paseo en un expreso que parará, Dios sabe dónde.

Salta y salta: El que va sentado tampoco la tiene fácil, ya que sus pobres riñones sufrirán por culpa de los baches de las losas agrietadas que hay en el tramo vial. Asimismo, no falta el conductor que se cree en ’Need for Speed’ y que por imprudente se ‘pasará por la galleta’ algunas normas de tránsito.

Bienvenido al karaoke: Hay muchos que al igual que  en los buses, no saben que los audífonos existen. Así que tiene que estar abierto a escuchar todos lo géneros. Giovanny Ayala comparte espacio con Tres Coronas o Diomedes Díaz. No hay pierde.

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