Abercrombie & Fitch, la muy popular marca de ropa casual, nunca venderá tallas grandes porque la política de la marca es que las mujeres gordas no pertenezcan a su marca, dijo Robin Lewis, co –autora del libro ‘Las nuevas reglas del retail’, que explicó al portal Bussiness Insider que las políticas de la firma se deben en gran parte a la obsesiva búsqueda de sex appeal por parte de su director ejecutivo, Mike Jeffries.
El CEO no quiere que la gente ‘fea y gorda’ compre en su tienda, ni mucho menos que venda sus productos. “Los guapos atraen a los más guapos, y eso es lo que queremos en nuestra marca, los chicos ‘cool’, populares, con amigos y que traen gente”, dijo el ejecutivo en una entrevista para el portal Salon.com en 2006 que fue citada por Business Insider. Este medio vuelve a actualizar el tema, a través de las declaraciones de Robin Lewis, que explicó cómo la marca parece ser un faro excluyente en un país con altos índices de sobrepeso y obesidad.
Este fenómeno de salud pública contrasta con la visión de Jeffries, quien piensa que incluir a todo el mundo haría su marca “aburrida”, y que el mercado de las tallas grandes ya no es un mercado de nicho, ya que en Estados Unidos cubre el 67 por ciento de la población.
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“En cada escuela hay chicos populares y no populares. Yo quiero a la gente con gran actitud. ¿Somos excluyentes? Por supuesto,” declaró Jeffries hace 7 años. Y eso sigue siendo una realidad, cuando las únicas prendas grandes que se encuentran en los almacenes estadounidenses son para hombres musculosos.
Por supuesto, la noticia se ha convertido en viral en Estados Unidos, cuyas grandes marcas propias y extranjeras como H&M han sacado tallas grandes en el mercado, y todo un movimiento alrededor de las curvas ha sido constituido: Desde las fatshionistas, bloggers gordas amantes de la moda, que tienen miles de seguidores, hasta modelos como Tara Lynn, el ‘fat shaming’, aunque sea de manera tímida, parece irse atenuando. Pero tal parece ser que en Abercrombie & Fitch esto no es una posibilidad.