La Manada es el nombre con el que se hizo conocido un grupo de cinco españoles, que en la madrugada del 7 de julio del 2016, violaron a una mujer de 18 años en el marco de las fiestas de San Fermín.
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El caso causó indignación pública y motivó muchas manifestaciones. Esto, porque el tribunal de Navarra consideró que los hombres sólo habían cometido un abuso sexual. Razón por la que los condenó a nueve años de cárcel. Pero salieron bajo fianza el 22 de junio del 2018 hasta el 22 de junio de este año. Día en el que ingresaron de nuevo a prisión.
Ante la apelación de la víctima el Tribunal Supremo calificó la agresión como violación. Y el 21 de junio pasado determinó que los agresores, deberán estar quince años tras las rejas. Todos los acusados nacieron entre 1988 y 1991.
Los condenados eran de Sevilla y tenían un grupo de Whatsapp llamado «la manada». Por eso se los identificó así.
CARTA
La prensa no ha molestado a la víctima y ni siquiera ha dado su nombre. Pero la joven decidió manifestar su agradecimiento por el cariño y solidaridad recibido a través de una carta. La que fue enviada al programa de Ana Rosa Quintana, del canal Telecinco.
La joven agradeció «el calor» y «el apoyo» que ha sentido en este camino «largo, intenso, y sobre todo, agotador».
La carta dice:
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Buenos días. Tras casi tres años este proceso por fin se ha terminado. Ha sido largo, intenso, y sobre todo agotador. Lo peor no fue la situación vivida, sino todo lo que vino después. Pero llegado este momento, puedo asegurar que valió la pena. Y poco a poco voy recuperando el timón de mi vida.
Gracias a todas las personas que desde el primer momento se involucraron para ayudarme. No puedo haber sido más afortunada con la calidad de las personas que me han ayudado. Desde aquel juez de instrucción que nunca dudó de mí, hasta el abogado que me tocó aquel 7 de julio de 2016; pasando, sin duda alguna, por la fiscal, médicos, policías, psicólogos y la pareja que me encontró. Son momentos en los que nadie sabe cómo actuar, pero vosotros lo hicisteis fácil.
Gracias también a Pamplona y a Navarra, que con todo su empeño han hecho más fácil que alguna vez pueda volver. Gracias de nuevo a aquellas primeras asociaciones y personas por llevar esto a la calle. Por formar un eco por todos los rincones de España. Gracias por no haberme dejado sola.
Os estaré eternamente agradecida. Pero yo no soy ninguna heroína, la fuerza para continuar, muchas veces, me la ha dado todo el calor y el apoyo que he sentido en este camino.