Una juez española ordenó, en una decisión insólita, que una perra fuera testigo en el juicio por maltrato animal. El caso, fue abierto contra su antiguo dueño; al que se acusa de haberla arrojado a la basura encerrada en una maleta.
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La magistrada, Sandra Barrera, sorprendió a los asistentes al pedir que pasara «la testigo perjudicada, la perra Milagros»; de raza pitbull. Durante la vista judicial, celebrada este martes en la ciudad atlántica de Santa Cruz de Tenerife (islas Canarias).
La fiscal de Medio Ambiente aclaró a los asistentes que, obviamente, la testigo no podía hablar; pero que lo harían por ella tanto la acusación pública como un médico forense. Los que explicaron las lesiones que había sufrido el animal y cómo se encuentra actualmente.
Un portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) explicó que la decisión de hacer comparecer a un perro en un juicio como testigo; algo muy poco habitual en la Justicia española, cuando no inédito. Se acordó por todas las partes, que lo consideraron un buen gesto para concientizar a la sociedad sobre el problema del maltrato animal.
El acusado declaró por videoconferencia desde la ciudad peninsular de Sevilla (sur), donde cumple prisión preventiva por presunta implicación en otros hechos, en este caso un robo.
El procesado admitió que había tirado la perra a un contenedor de basura en octubre de 2012; pero alegó que lo hizo porque pensaba que estaba muerta.
La perra se salvó de que el camión de recogida de basura la aplastara porque unos vecinos oyeron sus gruñidos dentro del contenedor y abrieron un agujero en la maleta para que pudiera sacar la cabeza.
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La Fiscalía pide una pena de nueve meses de prisión, mientras que la acusación ejercida por el albergue animal Valle Colino solicita un año de encarcelamiento.
«Cuando la sacaron, la perra estaba en ‘shock’. Había estado encerrada en una maleta en la que casi no cabía y donde no podía ni respirar. Y se vio que tenía el cuerpo lleno de mordeduras de otros perros», contó Adriana Naranjo, presidenta de Valle Colino, que acogió al animal, lo cuidó y logró que otra familia lo adoptara.