Diez días después del fallecimiento de Nomveliso Nomasonto, una mujer sudafricana de 33 años, trabajadores de la funeraria que preparaban el cuerpo para las honras fúnebres encontraron un bebé dentro del ataúd.
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La madre de la difunta explicó que su hija estaba en el último mes de embarazo, murió de forma repentina y dejó cinco hijos.
No obstante, la sorpresa en el salón funerario era cada vez más grande. «Estábamos tan aturdidos y asustados que ni siquiera tuvimos tiempo de comprobar el sexo del bebé. Me dedico a esto hace más de 20 años y nunca había oído que una mujer muerta diera a luz», dijo el dueño del lugar.
El bebé, hallado sin vida, fue enterrado en el mismo ataúd de su madre. Según varios médicos de la localidad que conocieron el caso, el nacimiento se pudo haber dado por la contracción y relajación de los músculos después de la muerte.