El domingo, los chilenos irán a las urnas a elegir a su próximo presidente. Al menos ese es el mensaje que, tanto candidatos como el actual gobierno, han estado mandando por los medios desde hace días. Chile, según un último informe del PNUD publicado esta semana, es el país donde desde 1990 más ha crecido la abstención de voto después de Madagascar.
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El favorito, por lejos, es Sebastián Piñera. Empresario, representante de la agrupación polícita de derecha ChileVamos y ex presidente entre 2010 y 2014, obtendría el 44 por ciento de los votos según las encuestas CEP y Cadem. Esto, a pesar de las polémicas en las que se ha visto envuelto en los últimos años, con declaraciones machistas y acusaciones de comprar empresas quebradas para evadir impuestos.
Muy atrás aparece el candidato oficialista, Alejandro Guillier, con un 20 por ciento. Eso, de todas formas, le alcanzaría para pasar a una segunda vuelta contra Piñera.
En estas elecciones, las etiquetas políticas clásicas no están sirviendo para definir a los candidatos. Con una izquierda fracturada, son hasta cinco los postulantes de distintos partidos que se presentan. El Frente Amplio, alianza surgida en los últimos años en base al movimiento estudiantil, que ha marcado pauta a la izquierda desde 2011, presenta a Beatriz Sánchez, una periodista independiente que entró lanzada pero que se ha quedado en un 14 por ciento de las preferencias.
Carolina Goic (Democracia Cristiana), Marco Enríquez-Ominami (PRO, ex socialista), y Alejandro Navarro (MAS) son los otros candidatos de izquierda.
“Creo que más importante que ganar la elección, la izquierda se está jugando cómo plantearse de cara al futuro”, dice a Metro Bárbara Briceño, cientista política de la Universidad del Desarrollo, de Chile. “En el caso de todos ellos, una de las principales preocupaciones en este minuto es en qué lugar van a quedar después de esta elección”.
“Si estos movimientos se han declarado contrarios al gobierno y se han desmarcado de la Nueva Mayoría, va a ser complicado un apoyo en segunda vuelta al candidato Guillier. Porque en el fondo, mucha gente que les apoya puede decir ‘son más de lo mismo’”, explica Briceño.
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Esto deja en el aire el posible legado de la presidenta Michelle Bachelet, que saldría de gobierno con menos del 30 por ciento de aprobación. Su gobierno es peor visto dentro del país que fuera, donde se le valoran los avances en políticas sociales, como la gratuidad en la educación superior para un 60 por ciento de los nuevos matriculados, la aprobación del aborto en tres causales y la reforma laboral.
La aparición de candidatos en los extremos, como el ultraconservador pinochetista José Antonio Kast, ha provocado que los candidatos se acerquen hacia el centro político. Sobre todo Sebastián Piñera, quien se ha tratado de desmarcar del pinochetismo para rescatar votos de la Democracia Cristiana usando imágenes de figuras de ex políticos de centro izquierda, como Patricio Aylwin.
“Es muy importante lo que pueda hacer Kast”, dice Fernando García Naddaf, cientista político de la Universidad Diego Portales. “Si Kast sacara un 8 o un 10 por ciento, le haría muy complicada la segunda vuelta a Piñera porque tendrá que ir a buscar esa cantidad de votos”.
Eso haría, según explica García Naddaf, que Piñera tenga que derechizar su discurso, perdiendo votos de centro. Votos que, en una hipotética segunda vuelta, podrían ser aprovechados por el oficialista Guillier.
«Como la abstención afecta más a las clases media y baja, eso hace que afecte más a la izquierda»
Fernando García Naddaf, cientista político de la Universidad Diego Portales.
¿Consideras que estas elecciones son un examen, o una definición del rumbo que debería tomar el modelo chileno?
– En general, es una tendencia creciente de todos los procesos electorales, no solo en Chile, en los últimos 20 o 30 años, a que cada vez tengan menos contenidos racionales y cada vez tengan más elementos emotivos, afectivos. Por lo tanto, no hay una relación clara entre posturas políticas e ideológicas y los resultados de una elección. Pero claro, cuando gana un sector hay una interpretación del resultado, y este tiene que ver con el país que se quiere. Aunque cuando gana un candidato, poco tiene que ver con su programa. Sino que porque le cae mejor, le gusta más como se viste o habla más bonito.
Un último informe presentado por la PNUD dice que la abstención en Chile se produce más en las clases medias y bajas, en las ciudades. ¿Cuál es el papel de la clase media en estas elecciones?
– Todos los cálculos que se hacen en base a encuestas. Pero nunca se sabe si la gente encuestada realmente va a votar o no, hasta el día de la elección. Y como la abstención afecta más a las clases media y baja, eso hace que afecte más a la izquierda. La derecha se caracteriza por tener un voto más duro, y más de clase alta.
¿Qué esperas para este domingo?
– Que haya una segunda vuelta
«Debería darse un resultado más o menos como el que se está afirmando»
Bárbara Briceño, cientista político de la Universidad del Desarrollo, Chile.
¿Crees que la gran ventaja con la que llega Piñera a las elecciones reflejan un descontento por las reformas que ha llevado a cabo Michelle Bachelet?
– Hay que distinguir, porque de la gente que desaprueba las reformas, no todos están en contra. Hay algunos que creen que son insuficientes. No todo el rechazo de las reformas del gobierno corresponden necesariamente a un sector político, en este caso a Sebastián Piñera. Las encuestas, en todo caso, no se han logrado adaptar al tema del voto voluntario. En general se han equivocado, y podrían haber sorpresas. Eso sí, la tendencia favorable a Sebastián Piñera se ha reflejado en todas. Debería darse un resultado más o menos como el que se está afirmando.
El tema de la abstención preocupa en Chile, según el informe recién presentado por la PNUD. ¿Cómo se puede explicar esta baja participación?
– Creo que la gente no le toma el peso a la importancia de votar, y muchas personas creen que da lo mismo votar, porque gane quien gane todo va a seguir igual. Esa es una sensación que es muy difícil de cambiar. Hay que entender que los cambios tienen que ser graduales, y esa sensación hace que la confianza en los políticos baje aún más.
¿Qué esperas para este domingo?
– Lo que me gustaría es que la gente tome consciencia de lo importante que es votar. Pero las expectativas siempre son un poco más optimistas. Hay que ver si es que la campaña que ha hecho el gobierno, la oposición y todos los medios para incentivar a la gente a votar rinden buenos resultados.