Un gigantesco agujero en la avenida identifica con precisión el lugar exacto en el que un pequeño camión repleto de explosivos saltó por los aires a pocos metros de la entrada a la zona de seguridad de la capital afgana, cerca de la plaza Zanbaq y de la Embajada de Alemania.
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El portavoz del Ministerio de Salud Público Wahidullah Majroh confirmó a Efe que 80 personas han muerto y 350 han resultado heridas como consecuencia de una explosión que fue escuchada nítidamente en toda la capital afgana hacia las 08.25 (03.55 GMT).
El portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid, indicó a Efe que las primeras investigaciones apuntan a que un pequeño camión del servicio de alcantarillado fue cargado de explosivos y detonado en una zona de gran concurrencia de tráfico.
«El objetivo no está aún claro, pero fue cerca de la Embajada de Alemania», indicó el portavoz policial, al precisar que la zona ha sido acordonada y se están llevando a cabo investigaciones sobre el ataque.
La acción se produjo en el cuarto día del mes sagrado de Ramadán y en plena hora punta de ingreso a los edificios de oficinas.
En el momento de la explosión, cientos de personas acudían a su puesto de trabajo, al que en esta época pueden entrar una hora más tarde por la celebración.
Alrededor de una treintena de vehículos que circulaban por el lugar sufrieron el impacto de la explosión, según fuentes policiales.
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Según indicó en un comunicado la misión de la OTAN en Afganistán «la vigilancia y el coraje» de las Fuerzas de Seguridad evitaron que el vehículo pudiera llegar a acceder a la zona de seguridad de la ciudad.
El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel, informó de que en el atentado han resultado heridos empleados de la Embajada alemana y ha muerto un guardia de seguridad afgano destinado a proteger el recinto.
También entre los periodistas y medios de comunicación se han producido dos muertos y seis heridos.
La cadena pública británica BBC confirmó en un comunicado la muerte de uno de sus conductores y que cuatro periodistas han resultado heridos, mientras que el canal afgano ToloTV informó de la muerte de un empleado especializado en tecnologías de la información.
El presidente de Afganistán, Ashraf Gani, que había pedido días atrás que los grupos armados respetaran el mes sagrado musulmán, reaccionó al ataque con una condena en los «términos más firmes».
«Incluso en este mes de Ramadán, que es un mes de oración, virtud y bendiciones, los terroristas no tienen intención de parar de matar gente inocente», dijo el dirigente en un comunicado.
Ningún grupo armado ha reivindicado todavía la autoría y los talibanes incluso rechazaron explícitamente estar detrás del ataque, asegurando que los miembros de su formación nunca están autorizados a llevar a cabo acciones como esta «sin ningún objetivo».
Los dos últimos ataques de envergadura en Kabul, el último de ellos a principios de mes, fueron reivindicados por el grupo terrorista Estado Islámico (EI).
El atentado de hoy iguala en crudeza al que el 23 de julio del año pasado tuvo lugar en una plaza de la capital cuando miembros de la minoría hazara que se manifestaban fueron blanco de un suicida que entonces causó 80 muertos y 231 heridos.
Solo un atentado en Kandahar (sur) en 2008, en el que murieron más de un centenar de personas que participaban en un festival canino, rebasa en número de fallecidos, la matanza de hoy en Kabul.
La situación de la seguridad se deteriora año a año en Afganistán después del fin, el 1 de enero de 2015, de la misión de combate de la OTAN, que continúa en el país en tareas de asesoramiento y capacitación a las fuerzas afganas.
El año pasado el país asiático registró cifras récord de víctimas civiles, con 3.498 muertos, 923 de ellos niños, y 7.920 heridos, de acuerdo con la misión de la ONU en Afganistán (Unama).