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La historia de “Mingky” está conmoviendo a las redes sociales. Es una cría de orangután que durante más de un año permaneció encadenada entre dos edificios.
Sucedió en Indonesia, en Sumatra. El pequeño orangután pasó más de un año encadenado.
Unos cazadores lo capturaron y se lo regalaron a un amigo; quien al no tener espacio para conservarlo, lo encadenó por el cuello y lo metió en el espacio entre los dos edificios.
¿Lo más triste? Cuando los rescatistas llegaron, encontraron al pobre orangután abrazándose a sí mismo mientras dormía, “como muestra de su soledad”; así lo informó Panut Hadisiswoyo, del Centro de Información de los Orangutanes en Indonesia.
“Ahora se encuentra a salvo en manos del staff”, explica la organización a través de Facebook.
Un orangután que necesita ayuda
Además, al animal le causó terror que lo encontraran. Al principio, incluso se mostró violento cuando los expertos quisieron tocarlo. Como se puso agresivo, lo tranquilizaron.
Ahora, Mingky vivirá en un refugio especializado, en donde podrá convivir con otros animales de su especie. Ahí, se recuperará del daño causado para después ser devuelto a la naturaleza.
No enfrentará cargos
El hombre que tenía recluido a Mingky no enfrentará cargos con la justicia; esto, porque aseguró que fue otra persona quien capturó al orangután y no él. En Indonesia es ilegal capturar animales salvajes.
Además, el dijo que cuidaba del orangután: “Lo alimentaba con trozos de frutas y a veces con arroz”, explicó a medios locales. Dijo que lo mantenía para entretener a su familia; sin embargo, gracias a la intervención de las autoridades, el animal pasó a manos de verdaderos cuidadores.
Por otro lado, de acuerdo al Centro de Información de los Orangutanes, el dueño de Mingky parecía “aliviado” de que los cuidadores hubieran llegado. “No opuso resistencia a la liberación”.
También lamentaron la falta de preocupación de los vecinos: “muchas personas pasaban por aquí y nadie denunció ni hizo algo por rescatarlo”; afirmó, citado por el periódico español ABC.
Durante más de un año, lo único que el orangután «Mingky» conoció fue la soledad. A tal grado que para poder dormir se abrazaba a sí mismo.