Un vacío legal dejó impune un “crimen de honor” en Pakistán, ya que un padre que mató a su hija quedó en libertad, después de otorgarse a sí mismo el perdón.
Sucedió en la comunidad de Lahore, a más de 400 kilómetros al sur de Islamabad, la capital del país. En esta región, un hombre fue absuelto, junto a su hijo y un sobrino.
Los tres familiares fueron acusados de matar a una mujer que había “puesto en peligro el honor de su familia”. En este país, recientemente se aprobó una serie de leyes en contra de los “crímenes de honor“; sin embargo, en esta reciente legislación el criminal puede ser indultado por uno de los familiares inmediatos.
Los jueces de Pakistán deben condenar al convicto a prisión, excepto si un familiar directo perdona al acusado. En este caso, los acusados eran el padre de la joven, su hermano y un primo.
Todo sucedió en 2014
Fue en 2014 cuando Faqeet Muhammad fue acusado de haber disparado a su hija Kiran Bibi y a su supuesto novio, Ghulam Abbas; esto con el fin de “salvar el honor de la familia”.
var VideoTV=»kTbXIJ3eoWmetro/country/»+nombre_pais(return_pais())+»/section/entretenimiento/device/Desktop/type/embed/false/false/volume/0″;
Su caso llegó hasta un tribunal pakistaní, en donde aceptó el asesinato, en complicidad con su hijo MuHammad Illyas y su sobrino Muhammad Tahir; quienes también fueron acusados de golpear a la pareja.
“La fallecida Kiran Babi fue mi hija verdadera. No estaba casada al momento de su asesinato. No hay otros herederos legales, excepto su madre Bushra Bibi y yo”, expresó Faqeet Muhammad ante el tribunal. Y continuó: “He perdonado a los acusados en nombre de Dios todopoderoso y no hay objeción alguna a su absolución. También renuncio a mi retribución”.
Los “crímenes de honor”
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada año se cometen en todo el mundo más de cinco mil asesinatos por “honor”; la mayoría de ellos en las regiones islámicas del sur de Asia, el norte de África y Medio Oriente.
Según cifras recopiladas por el periódico USA Today; el 93% de las víctimas son mujeres, de una edad promedio de 23 años de edad.
Un crimen de honor en Pakistán quedó impune por un vacío legal. El agresor y el ofendido fue la misma persona: un padre que mató a su hija.