Los habitantes de Orlando, EE.UU., respondieron a la masacre en la discoteca gay de la ciudad con una donación de sangre que no se veía desde los atentados del 11 de Septiembre del 2001, indicaron fuentes de la organización OneBlood.
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Susan Forbes, vicepresidenta de comunicación de la organización de recogida de sangre, explicó a Efe que cerca de 35.000 personas han donado sangre en la ciudad de Florida, consternada por una masacre que ha dejado más de 50 personas heridas, algunas de ellas en estado crítico.
Tras el anuncio que los hospitales necesitaban sangre para atender a los heridos, miles de personas hicieron largas filas para donar plasma y abarrotar los bancos de sangre de la ciudad.
«La comunidad respondió de manera instantánea y en este centro de recogida de sangre se acercaron entre cinco y siete mil personas, en unos números sin precedentes» y similares a los registrados tras los atentados del 11-S, dijo.
Sin embargo, Forbes señaló que necesitan que en los próximos días se mantenga este flujo de donantes porque los heridos pueden necesitar mucha sangre y las reservas pueden bajar en cualquier momento.
Como muestra de solidaridad, al centro, situado cerca de dos kilómetros del club Pulse, donde se registró la mayor masacre en Estados Unidos ocurrida con arma de fuego, se acercó gente con comida para las personas que esperan pacientemente a donar sangre.
Uno de ellos es el puertorriqueño José Benítez, que tras ocho horas de espera pudo donar, dijo a Efe que espera que el «ánimo continúe hasta que los hospitales tengan toda la sangre que se necesita».
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Benítez, con 15 años como donante, dijo que ha sido «algo bien fuerte para la comunidad tanto hispana como la de todas las naciones», por lo que es importante «dar la mano y la vida para todos aquellos que lo necesitan».
El boricua, que tiene sangre del tipo 0 positivo, «la más común», explicó, dijo que en el «mundo no hay sangre importante cuando se necesita donar para salvar vidas»
Explicó que durante su larga espera hubo «muchos momentos emotivos», porque la gente se va «contenta y orgullosa».
Los responsables de esta oficina calculan que cerrarán pasada la medianoche, cuando su horario normal es echar el cerrojo 10 horas antes, y mañana abrirán en su horario habitual.
En este centro todavía aguardan medio centenar de personas, muchas de ellas sentadas en el suelo, e incluso alguna hace uso de posturas de yoga para sobrellevar de la mejor manera la jornada, que concluye para muchos con un aplauso de sus compañeros de sala de espera en señal de alegría y agradecimiento
El ataque, perpetrado en la región central de Florida, donde hay una gran población latina, especialmente puertorriqueña, ocurrió en una discoteca frecuentada por el colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) en una noche de «Reggaeton, Bachata, Merengue, Salsa», según rezaba el cartel de la discoteca.