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Cuando un perro callejero llegó a la organización británica de bienestar animal, Dogs Trust, los cuidadores detectaron que el animal presentaba una diarrea grave, por lo que decidieron trasladarlo a un hospital.
Después de distintas pruebas, Ramsez fue sometido a cirugía. Cuando los veterinarios abrieron su estómago se sorprendieron al descubrir que se había tragado restos de un oso de peluche de 15 centímetros.
Mediante una endoscopia, los médicos habían detectado un bloqueo parecido a una bola de pelo, pero jamás imaginaron lo que encontrarían.
Sus cuidadores creen que el hambre insaciable del perro de dos años hizo que se tragará el juguete. «Afortunadamente no fue más grave y ahora está en recuperación”, declaró el gerente Adam Levy, en el portal de la misma organización.
Los cuidadores aseguran que una familia está interesada en adoptar este perro de raza Husky.