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Tsipras asegura que se mantiene firme en sus compromisos electorales

Atenas, 31 ene (EFE).- El primer ministro griego, Alexis Tsipras, afirmó que se mantiene firme en sus compromisos electorales, tras una reunión de crisis con su equipo económico para valorar las visitas a Atenas del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y del dirigente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

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Según fuentes gubernamentales citadas por la prensa local, Tsipras confirmó así que el Gobierno mantiene su intención de renegociar el plan de rescate y las condiciones de la deuda con la troika de acreedores (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

«Mis predecesores hicieron otras cosas después de las elecciones. Perdieron el apoyo del pueblo y cayeron. Creo que tengo que ser fiel y coherente con mis compromisos», dijo Tsipras durante el encuentro que mantuvo ayer con el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, y el viceprimer ministro, Yanis Dragasakis.

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Según estas mismas fuentes, el primer ministro habría mostrado su determinación de aplicar, a pesar de las presiones, el llamado «Programa de Salónica», un plan de medidas para ayudar a los más necesitados y reactivar la economía.

«Le deseamos buen apetito a la señora Merkel, pero no se va a comer al pueblo griego. No se sirve el pueblo griego para cenar», aseguró a la cadena local Mega el ministro de Estado, Nikos Pappás, en alusión a la cena que mantuvieron ayer la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, François Hollande, y Schulz para valorar la situación de Grecia.

La visita ayer de Dijsselbloem se saldó con un gran malestar por parte del jefe del Eurogrupo, como él mismo dejó ver al final de la comparecencia conjunta con Varufakis, del que se despidió con un breve saludo y visiblemente contrariado por sus últimas declaraciones.

El titular de Finanzas expuso a Dijsselbloem que el Gobierno griego no reconoce a la troika de acreedores como un organismo legítimo para renegociar el programa de rescate del país.

El Gobierno ha anunciado que sigue adelante con la paralización del plan de privatizaciones de entes públicos como las eléctricas, iniciado por el anterior Ejecutivo, y ayer dio orden de disolver la empresa encargada de gestionar este programa conocida como Taiped (por sus siglas en inglés).

Atenas, 31 ene (EFE).- Varios miles de personas participaron hoy en Atenas en dos manifestaciones opuestas, una organizada por el partido neonazi Amanecer Dorado y otra por colectivos izquierdistas, ambas marcadas por un discreto operativo policial.

Unos 2.000 simpatizantes de la formación ultraderechista, según la policía, se congregaron en las cercanías del Parlamento de Atenas para conmemorar la crisis de Imia-Kardak de 1996, en la que Grecia y Turquía estuvieron a punto de entrar en guerra por la disputa sobre un islote deshabitado y en la que fallecieron tres pilotos griegos.

En contra del acto neonazi, organizaciones izquierdistas y anarquistas convocaron una protesta en la que marcharon hasta la céntrica plaza de Syntagma, a unos 500 metros de la concentración neonazi.

Ambos actos estuvieron marcados por una débil presencia policial, pues no había agentes que custodiasen el recorrido de la marcha izquierdista o que impidiesen a los participantes acercarse al Parlamento, en contra de lo que era habitual hasta ahora.

En la calle que separaba ambas concentraciones se estableció un cordón de seguridad, formado por dos autobuses de la policía, para impedir el paso de los manifestantes izquierdistas hacia el lugar donde se concentraban los simpatizantes de Amanecer Dorado.

Sin embargo, este cordón apenas estaba custodiado por una treintena de agentes antidisturbios y parte de ellos iban desarmados.

Es una imagen muy diferente a la que se vivió el año pasado, cuando similares manifestaciones -que contaron con un fuerte dispositivo policial formado por decenas de agentes- terminaron en disturbios y con una persona herida de gravedad.

El único momento tenso se ha vivido cuando unos pocos manifestantes antifascistas se han acercado al cordón policial y han permanecido durante unos minutos cara a cara con los policías que les cerraban el paso, tras lo cual han optado por dar marcha atrás.

El ambiente en la calle era el de cualquier sábado, pues las avenidas no estaban cerradas a los viandantes, y tampoco las estaciones de metro cercanas, en contra de los acostumbrado hasta ahora.

Atenas/Bruselas, 31 ene (EFE).- El nuevo Ejecutivo de Grecia ha querido mostrar en su primera semana a Bruselas que su país ha cambiado y lo ha hecho con reticencias a una cuestión delicada como las sanciones europeas a Rusia, un asunto que la UE sorteó con diplomacia y con un llamamiento a la unidad.

Bruselas y el resto de socios han querido evitar la confrontación directa con Grecia, pero la alta representante de Asuntos Exteriores de la UE, Federica Mogherini, admitió que la reunión extraordinaria sobre la crisis ucraniana del jueves había sido «no tan emocional como otras veces, pero sí profunda».

Mogherini subrayó que los Veintiocho consiguieron mantener la «unidad» y la «fuerza» del bloque frente a Rusia, un país del que reiteraron las evidencias de que apoya a los grupos separatistas en el este ucraniano.

Algunos socios habían manifestado previamente, según fuentes comunitarias, su «preocupación por los lazos entre Grecia y Rusia», después de que el primer representante extranjero recibido en Atenas por el nuevo primer ministro, Alexis Tsipras, fuera el embajador ruso.

La diferencia entre Atenas y otras delegaciones, como la británica, estaba en que el texto inicial hacía referencia a posibles «medidas restrictivas» que la UE podía adoptar en el futuro contra Moscú si la situación en Ucrania no mejora, y que la delegación helena quería sustituir por «acciones apropiadas».

El ministro de Exteriores heleno, Nikos Kotziás, explicó que su país se distanció del resto de socios comunitarios porque no les consultaron sobre el texto, no por su contenido, y que nunca quisieron comportase como «un mal chico».

En ese sentido, el portavoz del Gobierno de Atenas, Gavriil Sakelaridis, rechazó en declaraciones a Efe que el nuevo Gobierno se plantee buscar un mayor acercamiento hacia Rusia.

«Nuestra voluntad es mantener buenas relaciones diplomáticas tanto con EEUU, como con Rusia y China, teniendo siempre en cuenta el interés nacional y europeo. No mantenemos ninguna relación diplomática privilegiada con Rusia», dijo.

Sin embargo, el hecho de que la primera reunión de Tsipras con un diplomático extranjero fuera precisamente con el embajador ruso -le siguió el chino- ha despertado susceptibilidades entre algunos socios de la Unión Europea, que ven que Grecia podría estar buscando otras fuentes de financiación para el caso de que falle su línea de negociación frente a sus acreedores de la troika.

Así se han interpretado algunas frases de los nuevos ministros durante los primeros días de gobierno.

Así, por ejemplo, el ministro de Ministro de Reconstrucción Productiva, Agricultura y Alimentación, Panayotis Lafazanis, aseguró que el hecho que Grecia esté en la UE no significa que no pueda tener relaciones con el resto del mundo.

«Por eso no estamos de acuerdo con el embargo a Rusia. Grecia no tiene ningún interés en imponer sanciones a Rusia. No tenemos diferencias con Rusia y con el pueblo ruso», destacó.

Los agricultores griegos, con fuerte dependencia de sus ventas a Rusia, se habían quejado desde un principio contra estas sanciones.

Por su parte, el nuevo titular de Defensa y único ministro del socio menor de la coalición, el partido nacionalista de derechas Griegos Independientes, Panis Kamenos, afirmó que Grecia espera «mejorar las buenas relaciones» y mantener los programas (de compra de armas) interrumpidos a causa de las sanciones.

Sin embargo, y pese a que desde Rusia el ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, afirmase que en caso de que Grecia solicitara ayuda económica a Moscú, «se tendría en cuenta» esta petición, las acciones emprendidas por Atenas en su primera semana no solo no han podido gustar a los socios de la UE, sino tampoco a Moscú o Pekín.

Rusia y China están directamente afectados por la decisión del Gobierno griego de paralizar todo proceso de privatización de sectores claves para la infraestructura, como las redes viales, puertos y aeropuertos.

Así, por ejemplo, la empresa de ferrocarriles rusos era candidata favorita para hacerse con los ferrocarriles griegos, y otra compañía rusa había manifestado interés por el puerto de Salónica.

Por su parte, la compañía china COSCO, ya propietaria de parte del puerto de El Pireo, estaba en vías de ampliar su participación.

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