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Se debilita la tesis de que el expresidente Joao Goulart fue víctima del Plan Cóndor

Brasilia, 1 dic (EFE).- La tesis de que el expresidente brasileño Joao Goulart, fallecido en Argentina en 1976, fue una víctima del llamado Plan Cóndor se debilitó hoy con el resultado de una autopsia que, sin ser concluyente, se inclina por las «causas naturales» como motivo de su muerte.

El resultado de la autopsia realizada a los restos de Goulart fue presentado hoy por los expertos responsables del estudio, quienes explicaron que no hallaron trazos de veneno o alguna otra sustancia tóxica y que «los datos clínicos son compatibles con los de una muerte natural».

Sin embargo, el perito Jeferson Correa, jefe del equipo médico que realizó la autopsia, subrayó que no se llegó a una conclusión «determinante» debido a los casi 38 años pasados desde la muerte del expresidente, quien gobernó Brasil entre 1961 y 1964, cuando fue derrocado por una dictadura que se prolongó hasta 1985.

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Tanto la exhumación de los restos de Goulart, realizada hace poco más de un año, como la autopsia fueron solicitadas a la justicia por la familia del expresidente, que desde hace años refuta la tesis de que su muerte fue debida a un infarto, como se dijo en 1976.

La sospecha de la familia Goulart se intensificó hace seis años, cuando un exagente de inteligencia uruguayo detenido en Brasil dijo que Goulart fue envenenado en el marco del Plan Cóndor, articulado por las dictaduras del Cono Sur en la década de 1970 para reforzar la persecución de los activistas de izquierdas.

Sin embargo, la autopsia realizada por expertos brasileños, en cooperación con peritos argentinos, cubanos, españoles, uruguayos y portugueses, no logró confirmar esa tesis.

«En las muestras analizadas no se identificó ningún medicamento tóxico o veneno», aunque por el largo tiempo transcurrido «tampoco se puede descartar el envenenamiento», declaró Correa.

El experto explicó que, aunque fueron realizadas «exhaustivas» pruebas toxicológicas, sólo se confirmó «la presencia de sustancias contaminantes presentes en el cotidiano, como restos de champú y algún medicamento, pero todo dentro del cuadro terapéutico» de Joao Goulart, quien sufría de problemas cardíacos.

También indicó que «no se hallaron indicios de muerte violenta» y que los restos óseos no presentaban «fracturas ni cuerpos extraños».

De ese modo, el «infarto agudo de miocardio» señalado en forma oficial en 1976 como motivo de la muerte «pudiera ser la verdadera causa», aunque «también podría haber sido otra patología cardíaca o cerebrovascular», indicó Correa.

El jefe del equipo médico subrayó que «el análisis pericial es frío», no toma en cuenta «las circunstancias políticas» y que, en el caso de Goulart, fue realizado en un «estricto marco científico» y con el material genético disponible.

Con la conclusión de la autopsia, los restos de Goulart volverán a ser depositados en una tumba del cementerio de la localidad de Sao Borja, fronteriza con Argentina, desde donde fueron trasladados el año pasado a Brasilia para los exámenes y un funeral de Estado que, al momento de su muerte, le fue negado por la dictadura.

La ministra de la Secretaría de Derechos Humanos de Brasil, Ideli Salvatti, quien participó en la presentación de los resultados de la autopsia, explicó que ese análisis es sólo «parte de un proceso que ha sido instaurado para restablecer la verdad histórica» sobre lo ocurrido durante la dictadura.

Indicó que, como la muerte de Goulart ocurrió en Argentina, en ese país también existe una investigación en curso y que el tribunal responsable podrá tener acceso a los resultados de la autopsia.

Salvatti destacó que una investigación de esa naturaleza «sólo se podría haber realizado en democracia» y destacó la «férrea voluntad política» de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, para intentar esclarecer por completo la muerte de Joao Goulart.

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