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El nuevo equipo económico de Rousseff anuncia metas de ajuste para el nuevo mandato

Brasilia, 27 nov (EFE).- El nuevo equipo de ministros del área económica con el que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, pretende trabajar en su segundo mandato, que asumirá en enero próximo, anunció hoy metas concretas de ajuste para contener los gastos públicos y la inflación poco después de haber sido nombrado.

La jefa de Estado, reelegida en octubre pasado para un nuevo período de cuatro años, nombró hoy al economista Joaquim Levy como su nuevo ministro de Hacienda y a Nelson Barbosa como ministro de Planificación y anunció la continuidad de Alexandre Tombini como presidente del Banco Central.

Los nuevos ministros, los primeros a ser anunciados desde la reelección de la mandataria en el marco de una anunciada amplia reforma en el Gabinete, trabajarán con sus antecesores, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, y la de Planificación, Miriam Belchior, hasta finalizar el proceso de «transición».

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Levy, un economista de 53 años que fue secretario del Tesoro durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2007) y que se ha caracterizado por su apego a la austeridad y al recorte de los gastos públicos, dejó claro en su primer pronunciamiento público que sus esfuerzos se centrarán en ajustar las cuentas.

El economista, con una larga carrera en organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dijo en rueda de prensa que su meta para 2015 es que Brasil obtenga un superávit fiscal primario equivalente al 1,2 % del producto interno bruto (PIB).

Levy, que durante la etapa de transición trabajará en una sala en la Presidencia próxima a la de Rousseff, agregó que la meta para 2016 y 2017 es que los ingresos públicos superen los gastos en un valor equivalente como mínimo al 2 % del PIB.

«Alcanzar estas metas es fundamental para generar confianza» y para retomar «el crecimiento y consolidar los avances sociales de los últimos 20 años», afirmó.

El superávit fiscal primario es el principal indicador utilizado en Brasil para medir la salud de las cuentas públicas, puesto que indica el ahorro que el Gobierno hace para pagar los intereses de la deuda pública.

Este año el Gobierno va a incumplir su meta de lograr un superávit del 1,90 % y actualmente está intentado modificar en el Congreso la ley de los presupuestos, para no incurrir en un delito, ya que lo más probable es que las cuentas públicas terminen el año con saldo en rojo.

Levy afirmó que el Gobierno «dará ejemplo aumentando el ahorro» y adelantó que entre las propuestas en las que trabaja se estudiará una disminución de los gastos públicos.

El pronunciamiento de Levy confirmó que su nombramiento fue «un guiño hacia una gestión económica ortodoxa, que no se podría decir que es neoliberal, algo inconcebible en el ADN ideológico de Rousseff», según dijo a Efe Fabio Alves, analista en asuntos del mercado financiero, autor del libro «Inflación, Tipos y Crecimiento en el Gobierno Dilma».

Según Alves, Levy fue nombrado con la misión de garantizar «respetabilidad en el área fiscal» del Gobierno ante las «resistencias» que planteará el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), que por primera vez en 12 años no tendrá un afiliado como titular de Hacienda.

Los ajustes eran esperados por el mercado debido a que la economía brasileña sufre actualmente una fuerte desaceleración (tan sólo crecerá un 0,20 % según los economistas), una inflación por encima de la esperada por el Gobierno, déficit en los gastos públicos y un saldo negativo récord en la balanza de pagos.

Barbosa, que fue viceministro de Hacienda entre 2011 y 2013 y ahora asume la cartera de Planificación, confirmó el discurso de austeridad del nuevo mandato de Rousseff y dijo que adecuará el presupuesto del Gobierno a las necesidades de «control riguroso de la inflación, estabilidad fiscal y generación de empleo».

«Como desafío más inmediato trabajaré en la adecuación de la propuesta de Presupuesto para 2015 al nuevo escenario macroeconómico y a los objetivos de elevación gradual del superávit fiscal primario», dijo.

En tanto, Tombini, que preside el Banco Central desde el inicio del primer mandato de Rousseff, en 2011, y permanecerá en el cargo otros cuatro años, aseguró que trabajará para que la inflación, actualmente cercana al techo máximo tolerado por el Gobierno (6,5 % anual), regrese al centro de la meta oficial (4,5 % al año).

«El objetivo de la política monetaria será evitar que los ajustes (de los precios internos a los internacionales y de las tarifas públicas) se extiendan al reto de la economía en la forma de aumento persistente de la inflación», dijo.

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