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El discurso independentista recobra fuerza en el sur de Yemen

El Cairo, 30 oct (EFE).- Los grupos y líderes independentistas yemeníes han endurecieron en los últimos días su discurso secesionista y unido sus facciones para intentar recuperar el Estado de Yemen del Sur, insatisfechos por las conclusiones de la Conferencia para el Diálogo Nacional (CDN).

Desde mediados de mes, el variado mosaico de grupos sureños ha ido uniéndose en distintos frentes para dar una mayor fuerza a sus reivindicaciones de romper la unión con Yemen del norte, establecida de forma voluntaria en 1990.

Según el documento final de la CDN, celebrada entre marzo de 2013 y enero de 2014 con la mediación del enviado especial de la ONU Yamal Benomar, se debía avanzar hacia la creación de un «Estado federal» sobre los dos territorios.

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El texto estipulaba también que, para favorecer la confianza, Saná indemnizaría a los sureños por la guerra que declararon contra ellos tras un intento de separación en 1994.

Sin embargo, la mayor parte de las facciones sureñas consideran que esas medidas no responden a las aspiraciones del pueblo del sur que, según un gran número de grupos, espera como mínimo la celebración de un referendo de autodeterminación.

El coordinador del Bloque de los Sureños Independientes, Shakib Hubaishi, explicó a Efe en El Cairo que las disposiciones recogidas en la CDN en relación con el sur, no fueron aprobadas por consenso ni fueron estudiadas caso por caso durante la votación final.

Hubaishi lamentó que las autoridades yemeníes «ni siquiera respondieron a las medidas establecidas para restablecer la confianza con la población del sur, como la que estipulaba indemnizaciones».

Este repunte separatista coincide también con la debilidad de las autoridades centrales tras la irrupción en Saná de los rebeldes chiíes del norte del país a finales de septiembre, lo que ha forzado al presidente a designar un nuevo primer ministro para la formación de un nuevo Ejecutivo.

A mediados de mes, y en paralelo a la nueva crisis política, varios grupos independentistas dieron al Gobierno de Saná un plazo de 45 días para que retire a sus funcionarios y fuerzas militares de su zona, así como para que suspenda la exportación del petróleo del sur.

Pocos días después, 25 organizaciones separatistas anunciaron la formación de un «Consejo de Salvación» con la intención de aunar esfuerzos en su lucha por la independencia de su región, a pesar de que varios grupos secesionistas importantes se quedaron fuera de la nueva alianza.

Paralelamente, al menos 20 miembros sureños del Parlamento yemení de distintos partidos políticos, y que no se declaran independentistas, anunciaron el pasado lunes la formación de un bloque parlamentario unificado para defender los intereses del sur.

Sin embargo, las aspiraciones independentistas en el sur del Yemen chocan con la firme oposición de las principales fuerzas políticas del país.

El portavoz del expresidente yemení Ali Abdalá Saleh, Ahmed al Sufi, declaró a Efe que su partido, la Conferencia Popular General, liderado por el exmandatario, «no permitirá, bajo ningún concepto, la separación del sur».

Asimismo, consideró que los lideres secesionistas «no tienen ninguna base económica y social, ni identidad cultural, para conseguir una independencia».

Por su parte, la exconsejera de Benomar Nidaa Hilal aseguró que los mismos sureños están divididos entre los que defienden la separación y los que reivindican una autonomía y no quieren la secesión.

Para Hilal, que asistió a las reuniones de la CDN que duró casi un año, la mejor solución a la crisis del sur es el restablecimiento de la confianza entre ambas partes y la negociación sobre la cuestión sureña de acuerdo con las conclusiones de dicho diálogo con una amplia participación de los representes de esa región.

Además, mostró su convencimiento de que «la separación del sur es difícil de alcanzar, porque no se dan los requisitos para la separación y el establecimiento del Estado del sur».

Los separatistas, que lanzaron en 2007 una ola de protestas en favor de la secesión, abogan, en su mayoría, por la independencia y acusan al Gobierno de discriminar a sus ciudadanos.

Los activistas sureños ven que el rebrote secesionista estalló a causa de los desequilibrios sociales y políticos generados por la frágil unificación de dos Estados que gozaban de sistemas políticos y sociales diferentes: un régimen socialista en el sur y otro tradicional y tribal en el norte.

Esa integración, según los secesionistas, llevó al despido de más de la mitad de los funcionarios del sur y también a la distribución de una parte de los bienes públicos sureños entre los notables tribales del norte.

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