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Al menos 24 muertos en ataques perpetrados en distintas partes de Irak

Bagdad, 31 jul (EFE).- Al menos 24 personas, entre ellas siete policías y soldados, murieron hoy y 15 resultaron heridas en ataques perpetrados en distintas provincias de Irak, informó a Efe una fuente de seguridad iraquí.

Un efectivo de la Policía y diez hombres armados perdieron la vida y tres agentes fueron heridos en choques entre ambos bandos en el norte de la zona de Al Daloaiya, ubicada en la provincia de Saladino, a 90 kilómetros al norte de Bagdad.

Cuatro de los hombres armados que murieron llevaban cinturones explosivos, según la fuente.

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En la misma provincia, cuatro policías murieron y diez resultaron heridos por la explosión de varios artefactos que estallaron al paso de su patrulla en el oeste de la zona de Al Ishaqi, a 50 kilómetros al sur de Tikrit, capital provincial de Saladino.

La misma fuente agregó que cuatro yihadistas del extremista Estado Islámico (EI) murieron por balas de un francotirador en la zona de Al Zauiya, en el norte de la ciudad de Biyi, a 30 kilómetros al norte de Tikrit.

Otros tres yihadistas murieron en un bombardeo de un helicóptero del Ejército iraquí en la zona de Hamrin, 50 kilómetros al noreste de Baquba, capital de la provincia oriental de Diyala.

Además, un artefacto explotó al paso de una patrulla del Ejército en la zona de Al Mashahda, a 20 kilómetros al norte de Bagdad, lo que causó la muerte de un oficial y un soldado y heridas a otros tres militares.

El pasado 10 de junio, los yihadistas, apoyados por combatientes tribales y seguidores del ejecutado dictador Sadam Husein, controlaron la ciudad de Mosul, capital provincial de Nínive y ubicada a unos 400 kilómetros al norte de Bagdad, en un avance sin precedentes en territorio iraquí.

Además de controlar Nínive, se extendieron hacia otras partes de Irak y Siria, donde han declarado un «califato».

Bagdad, 31 jul (EFE).- La organización Human Rights Watch (HRW) denunció hoy el secuestro y asesinato de decenas de suníes a manos de milicias chiíes apoyadas por las fuerzas gubernamentales en distintas partes de Irak en los últimos cinco meses.

En un comunicado, el grupo de derechos humanos señaló que estos actos suponen una «escalada grave de la violencia sectaria», que coincide con un aumento de los combates que actualmente enfrentan a las fuerzas iraquíes y los insurgentes suníes.

HRW documentó el asesinato de 61 suníes entre el pasado 1 de junio y el 9 de julio, y el de al menos 48 entre marzo y abril pasados en localidades de la periferia de Bagdad.

Testigos y fuentes médicas y gubernamentales citadas por el grupo responsabilizaron de esos hechos a las milicias, entre las que figuran los grupos chiíes Asaib Ahl al Haq (liga de los justos), Hizbulá y las Brigadas Badr.

«Parece que el Gobierno (iraquí) piensa que si la gente culpa a las milicias por los asesinatos, entonces puede lavarse las manos», señaló el subdirector de Human Rights Watch para Oriente Medio y el norte de África, Joe Stork, que pidió que las autoridades insten a esos grupos armados a poner fin a los crímenes sectarios.

Según HRW, el Gobierno de Irak ha perdido el control de grandes partes del país ante la ofensiva del Estado Islámico (EI) y otros grupos insurgentes suníes aliados, por lo que el primer ministro iraquí, el chií Nuri al Maliki, ha formado nuevos cuerpos de seguridad a partir de las milicias.

Para evitar un avance insurgente, milicianos pagados por el Ejecutivo han pasado a dominar muchas zonas del país, según testimonios de fuentes oficiales recogidos por la organización, que consideró que los responsables de esos asesinatos deben ser llevados igualmente ante la justicia.

Testigos explicaron que, en uno de los casos registrados recientemente en Bagdad, individuos vestidos de civil que iban en vehículos militares sin matrícula secuestraron a cuatro hombres suníes de entre 20 y 50 años de edad, cuyos cadáveres fueron encontrados poco después con un balazo en la cabeza.

También se han producido sucesos similares, así como ejecuciones en masa, en las provincias de Diyala, al noreste de Bagdad; de Hila y de Babel, al sur, entre otras.

Un hombre que fue secuestrado en la capital por miembros del citado grupo Asaib dijo a Human Rights Watch que habría muerto de no haberlos convencido de que era chií.

Mientras, médicos forenses reconocieron que cada día suelen recibir los cadáveres de una decena de hombres suníes tiroteados en la cabeza, lo que sugiere el seguimiento de un mismo patrón para cometer esas acciones.

Los asesinatos sectarios han aumentado desde que el EI tomó el control de Mosul, la segunda ciudad del país y ubicada en el norte, el pasado 10 de junio.

HRW recordó en la nota que los asesinatos son crímenes contra la humanidad cuando se cometen de forma sistemática como parte de la política de un gobierno o de un grupo organizado para ello.

«La toma de control de la seguridad del Estado por las milicias es una señal segura de que los restos del Estado de Derecho en Irak se están cayendo a pedazos», aseguró Stork.

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