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Turquía llega polarizada a unas municipales vistas como un examen al Gobierno

Estambul, 29 mar (EFE).- Turquía clausuró hoy una tensa y larga campaña electoral para las elecciones municipales de mañana, que se presentan como un auténtico referéndum sobre la gestión del Gobierno y la popularidad de su primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

El país vive un ambiente electoral desde las masivas protestas antigubernamentales de la pasada primavera, con señales de una enorme polarización en la sociedad entre seguidores y partidarios del primer ministro y de su partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP).

A las 16.00 GMT terminó oficialmente la emisión de propaganda electoral para dar a los 50 millones de turcos llamados a votar un descanso antes de acudir a votar a alcaldes y representantes municipales y de barrio entre las 26 formaciones que se presentan.

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Los sondeos vaticinan que el AKP será, de nuevo, el ganador de los comicios, con un 46 por ciento de los votos a nivel nacional y con victorias en las ciudades más importantes, Estambul y Ankara.

Solo un 27 por ciento votaría por el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), y un 15 por ciento por el derechista Movimiento Nacionalista (MHP), mientras que un 7 por ciento se decidiría por la izquierda kurda.

Son cifras muy similares a las de las últimas elecciones generales de 2011 y, de cumplirse, significaría un éxito para Erdogan, al lograr mantener su primacía pese a los escándalos de corrupción que han salpicado a su Gobierno en los últimos meses y a las crecientes críticas por su estilo autoritario y frentista.

El país está más polarizado que nunca: las protestas iniciadas el pasado mayo en el parque Gezi reunieron a grandes sectores de la sociedad, sobre todo de la juventud, en un movimiento difuso pero unido en su rechazo al autoritarismo del primer ministro y a su utilización de la religión como elemento político.

Erdogan respondió endureciendo el tono y poniendo al islam como base de la identidad nacional. Llegó a tachar a sus adversarios de «ateos, izquierdistas, terroristas» en un país donde el laicismo es un fundamento constitucional y sin religión oficial.

Hoy mismo, Erdogan pidió en su mitin de fin de campaña que sus seguidores den «una lección» al socialdemócrata CHP, al que acusó de atacar al islam y al Corán.

Queda por ver si los sondeos electorales han podido interpretar la actitud de los 2,5 millones de jóvenes que irán mañana por primera vez a las urnas y en los que puede influir la reciente decisión del Gobierno de cerrar las redes sociales Twitter y Youtube.

Con 12 millones de usuarios, Turquía es el undécimo país en ‘tuiteros’ del mundo y las redes sociales tienen una enorme presencia entre la juventud urbana.

La clausura de Twitter y de Youtube ha sido vista como un intento del Ejecutivo de amordazar unas plataformas en las que se han filtrado conversaciones en las que parece escucharse a Erdogan y gente de su entorno hablando de prácticas corruptas y autoritarias.

El Gobierno ha reconocido la autenticidad de algunas de esas charlas y ha denunciado otras como un montaje, pero ha acusado de su filtración a la red islámica del influyente predicador Fethullah Gülen, antiguo aliado del AKP.

Erdogan ha señalado que Gülen y sus numerosos seguidores en la Policía y la judicatura de estar detrás de las investigaciones por corrupción que han obligado a cuatro de sus ministros a dimitir.

No está claro cómo la ruptura de la alianza entre Erdogan y Gülen afectará al voto de los electores más conservadores y religiosos, aunque hay analistas que señalan que podría acabar beneficiando a la derecha del MHP.

En las redes sociales se han difundido llamamientos a votar en todas las ciudades al candidato de la oposición más fuerte, sea del CHP o del MHP, bajo el lema de «Todos contra el AKP».

Ilya U. Topper

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