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¿Qué tanto ayuda la hora del planeta a frenar los estragos?

La Hora del Planeta, iniciativa mundial que busca concientizar sobre el impacto del cambio climático apagando luces y artefactos electrónicos, ha sido duramente cuestionada como una campaña que poco ayuda al clima.

Por octavo año consecutivo los habitantes de 150 países apagarán sus bombillos desde 8:30 p.m. a 9:30 p.m. para sensibilizar sobre los estragos que el cambio climático están causando en el planeta a raíz de la contaminación, la explotación de los recursos naturales, entre otros.

Pero para el académico danés Bjorn Lomborg, la Hora del Planeta aporta poco al clima y distrae de los problemas y las soluciones reales.

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Lomborg, quien es considerado uno de los académicos y ambientalistas más influyentes del mundo según los rankings de medios como Time, Esquire y The Guardian, dice que la Hora del Planeta no es la respuesta y que el llamado a la ‘oscuridad’ envía un mensaje equivocado.

“La reducción neta de las emisiones será cercana a cero. Pero al apagar luces y encender varias velas, usted estará aumentando sus emisiones de CO2”, dice Lomborg.

El académico explica que “mientras que más de mil millones de personas en todo el mundo hacen un emblema de renunciar a la energía eléctrica no esencial durante una hora al año, otros 1,3 mil millones de personas en todo el mundo en desarrollo seguirán viviendo sin electricidad como lo hacen todas las noches del año”.

En vez de apagar la luz de todos, Lomborg dice que deberíamos centrarnos en encontrar soluciones brillantes que permitan a las personas que viven en la oscuridad permanente mejorar sus vidas sustancialmente a través del acceso a la energía.

Según su explicación, apagar las luces una hora reduciría las emisiones de CO2 de las centrales eléctricas de todo el mundo, pero así en el mundo entero apagaran toda la iluminación en las viviendas, el resultado sería el equivalente a que China detenga sus emisiones de CO2 durante menos de cuatro minutos.

De hecho los voceros de la iniciativa están de acuerdo en que con apagar los aparatos electrónicos y bombillos por una hora no cambiará este problema mundial, pero están seguros que sí se gesta un cambio.

Carolina García Arbelaez, oficial de Medios de WWF Colombia, organización mundial que lidera la Hora del Planeta, explicó que si bien con esta propuesta no se soluciona el problema climático, sirve de símbolo para crear conciencia y movilizar a millones de personas con el objetivo de crear un cambio.

Después de la realización de la Hora del Planeta el año pasado en el país, cuatro cadenas empresariales se unieron para sembrar 30 mil árboles, los proyectos de energía sostenibles catalogaron a Montería como capital de la Hora del Planeta en Colombia y se logró la participación de cerca de 20 millones de personas.

Por ejemplo Montería cuenta con un Plan Maestro de Cambio Climático y tiene iniciativas ambiciosas como un proyecto piloto en energía solar que pretende abastecer a la Red de Escuelas Solares, al alumbrado público, a los edificios del gobierno y al sector privado.

En el 2012 el Presidente Juan Manuel Santos aprobó apagar las luces del Palacio de Nariño en Bogotá y los canales de televisión Telemedellín y TeleAntioquia apagaron su emisión durante una hora.

En Cali la iniciativa ha sido acogida por el Departamento de gestión del Medio Ambiente de la Alcaldía Dagma, por la Corporación Autónoma Regional del Valle CVC, por las Empresas Municipales de Cali, Cruz Roja y por el centro comercial Jardín Plaza.

Y a propósito del cuestionamiento a la efectividad de esta campaña, el director de la CVC, Óscar Libardo Campo, explica que “no solo se trata de apagar las luces, sino de crear conciencia en cada uno de nosotros para instaurar un frente común en la lucha contra el cambio climático y que estos compromisos, a largo plazo, nos pueda llevar a crear una política de sostenibilidad en el uso eficiente de la energía en el mundo”.

A su vez, Walter Díaz Pedraza, coordinador del programa Aire Libre de la Cruz Roja Juvenil, opinó que participar de este tipo de iniciativas que parecen pequeñas logran generar grandes cambios, y que además siembran un llamado a los padres, hijos y amigos de quienes participan, “sería un buen hábito ambiental acostumbrarse a ellas”, dijo.

Es por ello que un equipo de 10 jóvenes estará el sábado a las afueras de la Cruz Roja Valle y sobre la calle Quinta con carrera 38, difundiendo la campaña de la Hora del Planeta a través de carteles, mimos y ‘clowns’.

En la CVC se apagarán todas las luces y los equipos en cada una de sus ocho Direcciones Ambientales Regionales y su sede principal en Cali.

En el centro comercial Jardín Plaza del sur de la ciudad se apagarán las luces y se encenderán velas con el diseño característico de la campaña. También se entregarán 500 kits de siembracompuestos por una semilla de Gualanday, caña fistola, una matera plástica pequeña y tierra abonada.

En horas de la tarde del sábado habrá también concierto de la orquesta sinfónica de Siloé y charlas sobre la contaminación del medio ambiente a cargo del Dagma.

En Colombia se ha celebrado la Hora del Planeta por seis años consecutivos desde 2008, cuando 114 compañías y organizaciones se vincularon al movimiento. El año pasado más de 12 mil personas participaron de eventos públicos en diferentes ciudades del país.

Rodrigo Suarez Castaño, director de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente, expresó la idea es ir más allá de apagar la luz, dijo que se trata de tomar conciencia sobre la responsabilidad que tenemos de comenzar a tener prácticas más ecológicas en la vida diaria con tal de enfrentar el cambio climático.

Una iniciativa por el Amazonas

Bajo el lema ‘Apaga la luz, ilumina el Amazonas’ (lightsOFF, amazON), WWF Colombia y sus colaboradores buscan recaudar los fondos necesarios para trabajar en la región que más produce aire, agua y vida en el mundo.

Con ese recurso se busca construir una barrera natural que reduzca el impacto de la ganadería en el Putumayo; comprar y operar cinco cámaras para seguir durante un año los animales amazónicos y construir una estructura para que los grupos indígenas puedan operar su pequeña industria de productos forestales no maderables y así prevenir la deforestación y proteger los medios de subsistencia de las comunidades locales.

En todo el mundo, se apagarán las luces de los monumentos principales, tal como sucedió en el 2013, cuando la Torre Eiffel (París), la torre del Reloj (Cartagena), el Golden Gate (San Francisco), el Coliseo Romano (Roma) y el Tower Bridge (Londres), entre otros, se quedaron totalmente a oscuras.

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