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Lavrov se reunirá con Kerry el domingo en París para tratar la crisis ucraniana

Moscú, 29 mar (EFE).- El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se reunirá mañana, domingo, en París con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, con la crisis ucraniana sobre la mesa, según anunció la Cancillería rusa.

En declaraciones a la televisión rusa, Lavrov destacó hoy que en los últimos días las posiciones de Rusia y Occidente sobre la crisis en Ucrania «se han acercado».

«Mi último encuentro con el secretario de Estado norteamericano en La Haya y los contactos con Alemania, Francia y otros países demuestran que se perfila una posible iniciativa conjunta que podría ser planteada a nuestros colegas ucranianos», destacó.

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Lavrov subrayó que, hasta hace poco, las potencias occidentales «proponían crear una especie de grupo de contacto en el que, bajo su supervisión, Rusia y aquellos que han tomado el poder en Kiev tendrían que ponerse de acuerdo».

«Ese es un formato absolutamente inadmisible. En ningún caso se trata de eso. Lo que ocurre en Ucrania es resultado de una profunda crisis estatal», añadió.

Por otra parte, negó los supuestos planes militares de su país de invadir territorio ucraniano después de que Kiev y EEUU denunciaran la concentración de tropas y blindados rusos en la frontera.

«Nosotros no tenemos absolutamente ninguna intención e interés en cruzar la frontera con Ucrania», dijo.

La Cancillería rusa ya negó rotundamente el viernes la concentración de tropas en la zona, aduciendo que las inspecciones occidentales y ucranianas no han detectado ninguna movilización militar ni «preparativos agresivos» contra Ucrania.

Moscú, 29 mar (EFE).- Los tártaros de Crimea, que representan un 12 % de la población de la península, decidieron hoy crear una autonomía dentro de esa república, que se adhirió la pasada semana a la Federación Rusa.

El Kurultái (Asamblea Popular) de esa minoría musulmana aprobó una resolución sobre «la realización del derecho a la autodeterminación del pueblo tártaro en su territorio histórico: Crimea».

En el documento se anuncia «el comienzo del proceso político y legal para la creación de una autonomía nacional y territorial» de los tártaros de Crimea.

El Kurultái también se dirigió a la ONU, el Consejo de Europa, la Unión Europea, la Organización sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Organización de Cooperación Islámica para que apoyen la aspiración del pueblo tártaro de Crimea a la autodeterminación, en calidad de autonomía territorial y nacional.

La minoría tártara tomó esa decisión durante la reunión que celebró en la ciudad crimea de Bajchisarai, que es la que mejor conserva el legado del antiguo Canato tártaro de Crimea (siglos XV-XVIII).

Los tártaros de Crimea, que se consideran un pueblo diferente a los tártaros que viven en la República rusa de Tatarstán, han rechazado todas las ofertas que les han hecho las autoridades de Crimea.

El Gobierno crimeo les ofreció hasta un 20 por ciento de los cargos de responsabilidad en la república, la oficialidad de la lengua tártara y mayor financiación de programas culturales y educativos.

Los tártaros, que no superan los 300.000 y defendieron siempre la integridad territorial de Ucrania, boicotearon el referéndum separatista del 16 de junio, que sus líderes tacharon de «farsa», por lo que se negaron a reconocer sus resultados.

El ingreso en Rusia hizo temer a los tártaros que en Crimea se repitiera lo que ocurrió en los años 90 en Bosnia cuando los musulmanes fueron víctimas de limpieza étnica, por lo que llegaron a pedir a la ONU que enviara cascos azules a la zona.

Además, temen que las nuevas autoridades ordenen la expropiación de las tierras que los tártaros se apropiaron ilegalmente a su regreso de la deportación estalinista para construir viviendas, negocios y otros establecimientos.

Principales pobladores de Crimea hasta que el imperio ruso conquistó el territorio en el siglo XVIII, los tártaros guardan un muy mal recuerdo de los rusos, ya que desde entonces fueron víctimas de represiones, hambruna y exilio forzoso.

Debido a la deportación estalinista por colaborar supuestamente con la Alemania nazi, los tártaros estuvieron 50 años lejos de Crimea, a la que regresaron sólo una vez rehabilitados tras la caída de la Unión Soviética.

Moscú, 29 mar (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, ha recordado al mundo que, tras la anexión de Crimea, aún quedan otros conflictos por solucionar en el espacio postsoviético, como el de la región separatista moldava de Cisdniéster.

Putin llamó anoche al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para hablar supuestamente sobre Ucrania y Crimea, pero aprovechó para poner sobre la mesa otro conflicto en el que también se encuentran implicados rusos étnicos.

El jefe del Kremlin denunció «el bloqueo exterior al que, prácticamente, está sometido Cisdniéster, lo que dificulta notablemente las condiciones de vida de los habitantes de la región, sus movimientos, el comercio y la actividad económica».

«Rusia aboga por un arreglo del problema de Cisdniéster que sea justo y mutuamente aceptable», señaló Putin, citado por un comunicado del Kremlin.

Según añade la nota oficial, «Rusia está interesada en el trabajo efectivo del actual formato de negociaciones 5+2», que integra a Moldavia, Cisdniéster y a los cinco mediadores internacionales: Rusia, Ucrania, EE. UU., la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Unión Europea (UE).

Nada más estallar el conflicto en la autonomía ucraniana de Crimea, que entró la pasada semana a formar parte de la Federación Rusa, se trazaron los primeros paralelismos con Cisdniéster.

En Cisdniéster, que rompió lazos con Moldavia tras una cruenta guerra civil (1992-93) en la que contó con la ayuda de Moscú, más del 60 % de la población es rusa y ucraniana, por lo que la defensa de su pueblo podría ser de nuevo enarbolada por el Kremlin.

Mientras en Crimea los rusos son más de la mitad de los casi dos millones de habitantes de la península, en la región secesionista moldava representan entre 150.000 y 200.000, un tercio del poco más de medio millón de habitantes del territorio.

A esto se suma que, mientras en Crimea se encontraba basada la Flota rusa del mar Negro, en Cisdniéster hay entre 1000 y 2000 soldados rusos desde 1993, supuestamente como fuerzas de pacificación y para guardar los arsenales soviéticos.

En los últimos años Rusia ha defendido la integridad territorial moldava, pero también la concesión de un estatus especial a Cisdniéster, como condiciones para el arreglo del problema.

Mientras, al igual que hiciera Crimea el pasado 16 de marzo, las autoridades de Cisdniéster organizaron en 2006 un referéndum en el que el 96 % de los votantes apoyó la independencia para su posterior incorporación a Rusia.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, echó hoy más leña al fuego al acusar a EE. UU. y la Unión Europea de mantener «un completo silencio» ante el bloqueo que Kiev y Chisinau han orquestado contra Cisdniéster.

«Hay que abordar seriamente sobre este asunto, ya que ellos excitan los ánimos entorno a Cisdniéster como si fuera a ser el siguiente (en ser anexionado). La historia no les ha enseñado nada», dijo.

Lavrov tachó esos comentarios de «escandalosa y provocadora retórica».

«En realidad, ellos intentan con sus pasos prácticos crearle a Cisdniéster una atmósfera insoportable», apuntó en declaraciones a la televisión rusa.

Por su parte, el primer ministro de Moldavia, Iurie Leanca, expresó el viernes su preocupación por posibles provocaciones por parte de Cisdniéster, región que comparte frontera con Ucrania.

«Existe la región de Cisdniéster donde pueden producirse conflictos. Apoyamos el diálogo y confiamos en la responsabilidad por parte de las autoridades de Cisdniéster para evitar una posible desestabilización de la situación. Ahora, a nadie le interesa un nuevo foco de tensión», señaló.

Desde el final de la guerra civil, que costó la vida a centenares de personas, Moldavia aboga por la integración de los dos territorios separados por el río Dniéster, a lo que siempre se han negado los separatistas.

Recientemente, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, confirmó que la Alianza se mantendrá vigilante en las fronteras de sus aliados con Ucrania y no dudará en defender a los países miembros si se ven amenazados.

En particular, recordó el caso de Cisdniéster, ya que Moldavia es limítrofe con Rumanía, miembro de la OTAN con la que conserva estrechos lazos históricos y lingüísticos, ya que la antigua provincia de Besarabia era parte de ese país hasta que la URSS se lo anexionó tras la Segunda Guerra Mundial.

Pese a no tener frontera física con Rusia, ya que Cisdniéster es una franja de tierra que se encuentra encajada entre Ucrania y Moldavia, sus habitantes se encuentran mucho más cercanos a Moscú que a Chisinau.

En Tiraspol, capital del territorio, la plaza central está presidida por un estatua de Lenin, al igual que ocurre en Simferópol, capital crimea, el KGB no ha sido desarticulado y en la bandera nacional permanece la hoz y el martillo.

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