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Rasmussen da por hecho que todos los países respetan la soberanía de Ucrania

Bruselas, 26 feb (EFE).- El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dejó hoy claro que «da por hecho» que todos los países respetan la soberanía e independencia de Ucrania, y que corresponde al pueblo ucraniano «determinar cuál será el futuro de su país».

«Damos por hecho que todas las naciones respetan la soberanía e independencia e integridad territorial de Ucrania. Éste es un mensaje que también hemos enviado a quien concierna», indicó Rasmussen a su llegada a la reunión de ministros de Defensa de la OTAN al ser preguntado si había mantenido contactos con Rusia.

El secretario general aliado afirmó que ha seguido de cerca los «dramáticos acontecimientos» sucedidos en Ucrania en los últimos meses y días, y consideró alentador que las negociaciones políticas hayan detenido la violencia.

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En ese contexto, consideró «clave» que se desarrolle un diálogo político inclusivo «que respete los valores democráticos».

Rasmussen señaló que los ministros discutirán la situación de la crisis ucraniana y que mostrarán su compromiso con el país en la reunión del comité OTAN-Ucrania que se celebrará mañana.

Recordó que Ucrania es un socio de la OTAN desde hace tiempo y que «estamos dispuestos a seguir ayudando a Ucrania en sus reformas democráticas».

Sobre la posibilidad de que Ucrania ingrese en la Alianza Atlántica, Rasmussen indicó que «eso deben decidirlo los ucranianos», pero consideró que en este momento «no es la prioridad más urgente para las autoridades ucranianas».

Recordó que la OTAN ya decidió en 2008 que el país se convirtiera en miembro de la organización cuando cumpliera los requisitos para ello.

«Seguimos dispuestos en cuanto a nuestro compromiso con Ucrania y seguiremos el diálogo con ese país», concluyó.

Washington, 26 feb (EFE).- El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, dijo hoy que Ucrania no está en medio de una batalla entre su país y Rusia, al tiempo que subrayó su compromiso y el de otros dirigentes, como su homólogo británico, William Hague, para apoyar al pueblo ucraniano en la búsqueda de un futuro democrático.

«Esto no es un juego de suma cero -en el que la ganancia o pérdida de un participante se equilibra de manera exacta con las pérdidas o ganancias de los otros participantes-. Esto no es Occidente contra Oriente. Esto no es Rusia contra Estados Unidos», subrayó Kerry tras reunirse en Washington este martes con el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague.

«Esto va sobre el futuro del pueblo de Ucrania, de los ucranianos tomando sus propias decisiones de futuro. Nosotros queremos trabajar con Rusia y otros países, con todo el que esté disponible, para asegurarnos de que este camino es pacífico desde hoy», agregó.

Kerry hizo estas declaraciones durante un acto sobre la prevención y la erradicación de la violencia sexual en los conflictos, una charla que compartió con Hague en la capital estadounidense.

«Ambos estamos comprometidos en hacer nuestra parte para apoyar los esfuerzos del pueblo de Ucrania que ha dejado claro que quiere tener un futuro democrático», afirmó Kerry.

Una asamblea popular estudiará hoy en la plaza (Maidán) de la Independencia de Kiev las propuestas para la formación del nuevo Gobierno de Ucrania, según anunció hoy el partido Batkívshina (Patria), una de las principales fuerzas opositoras al depuesto presidente Víktor Yanukóvich.

El líder de Batkivshina, Arseni Yatseniuk, declaró ayer que la formación del Gobierno debe ser acordada con el Maidán, el núcleo de las protestas populares que estallaron en Kiev hace poco más de tres meses y provocaron la semana pasada la caída del régimen de Yanukóvich, ahora en paradero desconocido.

Los activistas del Maidán, entre ellos muchos radicales, fueron la fuerza de choque de la oposición en los sangrientos enfrentamientos en la capital ucraniana, que se cobraron 82 muertos y cerca de 700 heridos.

Tras la caída del régimen, varias organizaciones que participaron activamente en las protestas demandaron que su voz fuera oída a la hora de formar el nuevo Ejecutivo.

Pekín, 26 feb (EFE).- La aparente victoria del Euromaidán, el movimiento partidario de un acercamiento de Ucrania a la UE en detrimento de Rusia, tiene en vilo a una China que hace apenas dos meses había firmado con el depuesto presidente Victor Yanukóvich un aumento de la cooperación.

Pekín, aliada de Moscú en las grandes cuestiones internacionales de los últimos años (Siria, Irán, Libia) no parece verse beneficiada por los cambios geoestratégicos en Kiev ni por la inestabilidad.

China fue uno de los últimos países que Yanukóvich visitó como presidente ucraniano, a principios de diciembre y cuando miles de personas ya pedían su dimisión en las calles.

De su encuentro con su homólogo Xi Jinping, el ucraniano sacó un acuerdo de cooperación de cuatro años que Pekín confía en mantener, cambie radicalmente o no el régimen.

«Pekín espera que el proceso político en Ucrania avance en paz y dentro del marco legal», señalaba el martes la portavoz china de Asuntos Exteriores Hua Chunying, que subrayaba que el país asiático sigue interesado en «una relación estratégica» con Kiev.

No en vano, pues durante las últimas décadas Ucrania ha sido una importante exportadora de armamento y tecnología militar a China.

Significativo es, por ejemplo, que la gran joya de la Armada china, su portaaviones «Liaoning», fuera construido en los astilleros ucranianos de Mikolaiv (cuando Ucrania aún era parte de la URSS), o que algunos componentes de los destructores del Ejército asiático también provengan de ese país.

Este comercio entre Ucrania, cuarto exportador mundial de armamentos, y China, que busca modernizar sus Fuerzas Armadas, podría verse dificultado ante un acercamiento de Kiev a Bruselas.

«En el hipotético caso de que Ucrania se convirtiera en miembro de la Unión Europea, esto podría afectar al comercio de armas», destacó a Efe el experto en relaciones internacionales de la Universidad Popular de Pekín Shi Yinhong.

La Unión Europea impuso a China un embargo en la venta de armamento debido a la represión de las protestas de 1989, una sanción que aún dura y que afecta a todos los países miembros.

Shi puntualiza que este posible efecto no sería inmediato, pues depende del largo camino de Ucrania para ser miembro de los Veintiocho, así como de la evolución del embargo, que en los últimos años algunos países miembros han propuesto levantar.

Otra experta china en relaciones con Europa Oriental, quien pidió no ser identificada, subrayó que el giro de Ucrania a la UE no debería en principio afectar a Pekín dado que «la parte proeuropea sólo puede controlar la cuestión política, mientras el comercio está aún muy relacionado con Rusia».

Tanto ella como Shi aseguran que China intentará adoptar una postura pragmática y neutral, la que ha permitido al país asiático mantener negocios en países cuyos regímenes cayeron, desde el libio al egipcio pasando por el iraquí.

«No debe importar que Ucrania se acerque a la Unión Europea, pues China también tiene buenas relaciones con la UE», destacó un diplomático Shi, pese a que Bruselas y Pekín también chocan con frecuencia en cuestiones de derechos humanos, como las que enfrentaron al Gobierno de Yanukóvich con los Veintiocho.

Por otra parte, China ya se aproximó en el pasado a la Ucrania de la proeuropea ex primera ministra Yulia Timoshenko, ahora liberada de prisión tras la destitución de Yanukóvich. Durante su Gobierno varios líderes comunistas visitaron Ucrania.

Sin embargo, durante el Gobierno de Timoshenko se produjo uno de los más importantes roces entre China y Ucrania de los últimos años, cuando la Rada (Parlamento ucraniano) pidió en 2005 que se investigaran presuntas ventas ilegales a Pekín de misiles de crucero estratégicos capaces de portar cargas nucleares.

Las protestas de Kiev, que algunos han asociado con las de Tiananmen de 1989 por estar ligadas a históricas plazas y por la sangrienta represión de ambas, han sido seguidas con atención en China, e incluso han provocado aislados llamamientos a ser imitadas en el país asiático, como ocurrió con la Primavera Árabe.

«Ucrania es libre, ¿cuánto tendremos que esperar los chinos?», rezó una pancarta desplegada por unos jóvenes chinos en la ciudad oriental de Jinan, si bien en el país asiático la corriente mayoritaria ha destacado el caos y la ruina de la «nueva» Ucrania, cuyo futuro, y el de sus relaciones con China, aún es un enigma.

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