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Obama se sirve de héroes anónimos para lanzar un enérgico mensaje optimista

Washington, 29 ene (EFE).- Una emprendedora, un agricultor, un médico y un joven militar que casi muere en Afganistán. Éstos son algunos de los héroes anónimos de los que se sirvió el presidente de EEUU, Barack Obama, para lanzar un enérgico mensaje optimista en su discurso sobre el Estado de la Unión.

Durante una hora y cinco minutos, un Obama relajado y seguro trató de hacer olvidar que su Administración pasa por sus horas más bajas y puso el foco en las oportunidades de futuro de los principales destinatarios de su alocución: la clase media y baja del país.

En un discurso pegado a la realidad y sin grandes promesas, los momentos más emotivos los protagonizaron un joven militar que sobrevivió a una explosión en Afganistán, las miles de mujeres que cobran menos que sus compañeros varones por desempeñar la misma labor y los más de 11 millones de indocumentados que residen en el país.

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Cory Remsburg, que ha sobrevivido a fuerza de tesón a sus gravísimas heridas en Afganistán, se llevó la ovación más cálida de la noche, con todos los asistentes en pie y aplaudiéndole -incluido el presidente, que le dedicó el final de su discurso-, un honor al que, por sus problemas en un brazo, respondió con una sola mano, golpeándola contra el pecho, y visiblemente emocionado.

Otro de los momentos que pusieron en pie al Hemiciclo fue la apasionada y gráfica defensa que hizo Obama de la igualdad salarial para la mujer: «Es hora de acabar con las políticas laborales que parecen sacadas de un episodio de ‘Mad Men'», dijo, en referencia a esta serie de publicistas ambientada en los sesenta, una de sus favoritas.

El alegato por la reforma migratoria, que no se llevó más de un párrafo del discurso presidencial, arrancó, sin embargo, una encendida ovación entre los asistentes, con el aplauso incluso del líder de la mayoría republicana en la Cámara, Eric Cantor.

Como es habitual en sus alocuciones, Obama destacó en varias ocasiones la labor de la primera dama, Michelle, en campañas como la dirigida a luchar contra la obesidad.

Michelle sorprendió a todos con la elección de un conjunto verde oscuro muy discreto y que cubría sus brazos, algo que desató inmediatamente numerosos comentarios en la redes sociales, que comenzaron a pedir «freemichellearms» (liberad los brazos de Michelle) en una etiqueta.

La primera dama, que puso de moda en Estados Unidos los vestidos sin mangas, cubrió hoy sus torneados brazos con una torera rígida del mismo color que una falda larga, con vuelo, ceñida a la cintura y con ligeras líneas.

Otro de los momentos que quedarán para el anecdotario del quinto discurso sobre el Estado de la Unión de Obama será la alusión que el presidente hizo de los orígenes humildes de algunos de los asistentes más ilustres.

«En Estados Unidos el éxito no debería depender de dónde uno nace. Y así es como el hijo de un camarero es presidente de la Cámara de Representantes -el republicano John Boehner – y un niño criado solo por su madre es presidente de este país», defendió con entusiasmo.

En la gran alocución política anual de EEUU también se vivieron otros momentos curiosos, como los gritos de «USA, USA, USA» cuando Obama predijo el éxito de los deportistas nacionales en los próximos Juegos Olímpicos de Sochi (Rusia).

El optimismo de Obama con el futuro quedó patente a lo largo de todo su discurso, en el que llegó a decir, sobre las negociaciones nucleares con Irán: «Si John F. Kennedy y Ronald Reagan pudieron negociar con la Unión Soviética, indudablemente un país fuerte y seguro de sí mismo como Estados Unidos puede negociar con adversarios de menor peso en la actualidad».

Pero, del mismo modo que en los muros del Congreso sonó el eco de sus dos grandes promesas de 2013 fallidas (la reforma migratoria y el control de armas), Obama tampoco pudo cumplir hoy con dos promesas que hizo el año pasado: hacer un discurso más corto (duró unos minutos más) y ser más puntual (comenzó con diez minutos de retraso).

Washington, 29 ene (EFE).- El presidente de EEUU, Barack Obama, inicia hoy en Maryland y Pensilvania una gira estatal para desgranar las propuestas de su quinto discurso sobre el Estado de la Unión, centradas en la reducción de la desigualdad y el progreso de las clases medias y bajas.

Obama prometió anoche, ante las dos Cámaras, que 2014 será «decisivo» para apuntalar la economía y luchar contra la desigualdad al anunciar un paquete de decretos, fundamentalmente sobre empleo y educación.

En su gira estatal, el presidente estadounidense insistirá en este mensaje económico dirigido a las clases medias y bajas, a las que sitúa como beneficiarias de su principal caballo de batalla en esta legislatura: facilitar el progreso y reducir la pobreza.

En Maryland, la primera parada de su gira, el presidente explicará sus propuestas para elevar el salario mínimo, que incluyen el incremento por decreto del sueldo mínimo de algunos trabajadores federales a 10,10 dólares la hora.

No obstante, para aumentar el de todos los trabajadores, actualmente en 7,25 dólares, Obama necesita que el Congreso actúe al respecto, algo que no ocurrió en 2013, cuando el presidente hizo esta misma promesa en su discurso sobre el Estado de la Unión.

Obama explicará en varios estados el paquete de decretos que anunció anoche, de alcance bastante limitado, para que 2014 sea «un año de acción», tras un 2013 en el que vio desvanecerse sus grandes propuestas al topar con la hostil Cámara de Representantes, dominada por los republicanos.

En Pensilvania, su segundo destino en esta gira, detallará la puesta en marcha de un programa para ayudar a los estadounidenses a ahorrar para la jubilación.

Las propuestas económicas que afectan a las clases medias y bajas del país centraron el discurso de Obama, quien insistió al Congreso en la urgencia de renovar los subsidios a los desempleados de larga duración, que expiraron en diciembre.

Asimismo, el presidente de EEUU propuso extender un beneficio fiscal del que disfrutan las familias de bajos ingresos a las personas que no tienen hijos, una idea bien vista por algunos republicanos y economistas conservadores.

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