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Los pescadores de Arica, entre la incertidumbre y un optimismo moderado

Arica (Chile), 26 ene (EFE).- Los pescadores de la ciudad chilena de Arica esperan con incertidumbre y un optimismo moderado el fallo de la Corte de La Haya sobre los límites marítimos con Perú.

Las consecuencias que puede tener para el sector pesquero el desenlace de la demanda que Perú presentó en 2008 mantienen en vilo a los trabajadores del mar en esta ciudad del norte de Chile, situada a sólo 22 kilómetros de la frontera.

«El sector en litigio es justo donde nosotros trabajamos», explica a Efe Manuel Guajardo, presidente de la Asociación de Armadores Pesqueros de Naves Menores de Arica.

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El peor escenario para los pescadores ariqueños es que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) acoja el reclamo principal de Perú y establezca la frontera marítima en una línea equidistante entre ambos países, en lugar del paralelo que se ha aceptado durante los últimos 60 años.

Si eso sucede, las aguas donde faenan a diario se convertirán en mar peruano y los pescadores de Arica quedarán recluidos en un estrecho corredor de apenas ocho millas.

Los principales afectados ante este hipotético panorama son los pescadores artesanales, que trabajan en embarcaciones de tamaño pequeño y medio.

Uno de los principales gremios dentro de los artesanales es la Asociación de Armadores Pesqueros de Naves Menores, que agrupa a cerca de 50 embarcaciones con diez tripulantes cada una, más unas 200 personas de apoyo en el puerto.

Manuel Guajardo explica que estos barcos se dedican única y exclusivamente a pescar anchoveta, un pez de la familia de la anchoa que vive en las costas de Chile y Perú y que se utiliza para elaborar harina de pescado y aceite.

Los pescadores de Arica capturan la anchoveta dentro de las primeras 15 millas de mar, una zona rica en nutrientes idónea para ese tipo de pescado.

Guajardo ha hecho números sobre el impacto que puede causar una nueva delimitación marítima a partir de una bisectriz entre los dos países y considera que la captura de anchoveta, que alcanza 120.000 toneladas al año, caería entre un 60 y un 70 por ciento, con lo cual el negocio dejaría de ser rentable.

El dirigente pesquero asegura que en el gremio se respira un ambiente de «relativa tranquilidad y relativa incertidumbre» en la víspera del fallo.

«Chile tiene fundamentos bien sólidos, como que por cerca de 60 años se ha respetado el límite del paralelo. Todos los países ribereños que dan al Pacífico tienen sus límites en el paralelo, entonces no tiene por qué ser diferente entre Chile y Perú», cuenta en su pequeña oficina dentro del puerto.

Su inquietud se debe a que «puede pasar cualquier cosa» y al desconocimiento del voto de los 15 jueces de la CIJ, añade Guajardo.

Tratando de ponerse el parche antes de la herida, varios dirigentes gremiales se reunieron a principios de semana con el canciller y el ministro de Economía para solicitarle al Gobierno un plan de mitigación en caso de que el desenlace del litigio sea favorable a Perú.

Los pescadores proponen, entre otras cosas, ampliar la cuota de pesca, permiso para faenar en aguas más lejanas hacia el sur de Arica e impulsar la acuicultura para crear nuevos puestos de trabajo.

La resolución de la demanda peruana se ha convertido en la comidilla del puerto de Arica, un recinto pequeño y destartalado situado en el centro de la ciudad.

En la sede del sindicato de Buzos Mariscadores, a pocos metros del muelle, un grupo de hombres toma unos refrescos para combatir el calor y habla del tema con una mezcla de indignación y miedo ante la posibilidad de un fallo contrario a los intereses de Chile.

«Chile no se preocupó de defender los límites de los tratados que se firmaron», dice uno de ellos en alusión a los acuerdos firmados en 1952 y 1954, que para Chile definieron la frontera pero que para Perú son solo tratados pesqueros.

La aparición de Arica en los titulares de las noticias y la repentina preocupación del Gobierno ha reflotado el resquemor por el sentimiento de abandono que tienen muchos ariqueños por parte de las autoridades, a quienes critican un excesivo centralismo.

«El Gobierno nunca se ha preocupado por Arica y ahora vienen a sacarse las fotografías», lamenta a Efe Ricardo Condori, un buzo del sindicato.

Manuel Guajardo, de la Asociación de Armadores Pesqueros de Naves Menores, va un poco más lejos y trata de explicar el origen del problema.

«Lo que ocurre en Arica es culpa de los gobiernos de los últimos 40 años. El último presidente que tuvo una política geoestratégica para una región fronteriza como ésta fue el general Carlos Ibáñez del Campo», señala.

El dictador Augusto Pinochet (1973-1990), recuerda Guajardo, «convirtió la ciudad en un fortín militar» y estableció una zona franca -libre de impuestos- en Iquique, un poco más al sur, lo que ahondó el estancamiento de Arica.

En su opinión, la región de Arica y Parinacota necesita un plan de desarrollo económico y social acorde con el papel estratégico que juega como zona fronteriza.

«Ahora es una buena oportunidad porque todo el mundo se preocupa por Arica. La mejor forma de hacer soberanía es poblando la ciudad y para eso hay que crear puestos de trabajo, solucionar el problema hídrico y la escasez de energía», sostiene.

Arica (Chile), 26 ene (EFE).- El ministro del Interior chileno, Andrés Chadwick, llegó hoy a la ciudad de Arica ante la lectura este lunes del fallo de la demanda peruana ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, y pidió esperar ese momento con tranquilidad y sin realizar «conjeturas».

«Esperemos con absoluta tranquilidad el fallo, no hagamos conjeturas previas ni asumamos situaciones hipotéticas», dijo Chadwick a su llegada a Arica, situada en el extremo norte de Chile, a solo 22 kilómetros de la frontera con Perú.

Los pescadores de Arica han expresado los últimos días su inquietud ante el fallo porque, si el tribunal le da la razón a Perú y traza la frontera marítima en una línea equidistante entre ambos países, perderían buena parte del mar donde faenan.

Perú considera que el límite marítimo no ha sido establecido, mientras Chile defiende que ya fue fijado en el paralelo en dos tratados suscritos en 1952 y 1954, que Lima argumenta que son solo acuerdos pesqueros.

Chadwick dijo hoy que, de ser necesario, el Gobierno trabajará en un plan para compensar al sector pesquero, aunque confió en que la CIJ dé la razón a Chile y no se requiera ningún tipo de medidas.

«Esperamos no tener que desarrollar ninguna acción de compensación con ningún sector productivo porque tenemos confianza que el fallo nos debe dar la razón, dada la fundamentación jurídica que ha sido tan solida por parte del Estado de Chile», dijo el ministro.

Chadwick aseguró que la situación en Arica es de absoluta normalidad, y descartó que se haya producido algún movimiento especial de tropas de las Fuerzas Armadas en la zona fronteriza.

Sí registró una pequeña disminución la cantidad de chilenos que este fin de semana cruzó la frontera para dirigirse a la ciudad peruana de Tacna, indicó el ministro del Interior.

Separadas por solo 56 kilómetros, las ciudades de Arica y Tacna mantienen un estrecho vínculo comercial, social y político.

El ministro del Interior aseguró que está al corriente de las voces que se han levantado en Arica durante las últimas semanas para denunciar el aislamiento y abandono que sufre la ciudad por parte del Gobierno, aunque subrayó que durante esta legislatura la situación ha mejorado.

«Creemos que en los últimos cuatro años se ha logrado en Arica un nivel de crecimiento como nunca antes se había tenido», dijo Chadwick, quien destacó que la tasa de desempleo es «extraordinariamente baja».

Precisamente, unas cuarenta personas se manifestaron hoy en Arica de forma pacífica por el centro de la ciudad para reclamar «paz» con Perú ante el litigio marítimo y para criticar que, en su opinión, el Gobierno solo se acuerde de esa población en estas circunstancias.

Los manifestantes portaban pancartas en las que se podía leer «Que el centralismo no nos calle», «Ahora Chile se acuerda de Arica» o «Santiago no silencia nuestros problemas».

También participaron en la marcha dirigentes de asociaciones de pescadores artesanales, quienes creen que un fallo adverso en La Haya puede poner en peligro sus puestos de trabajo y la estabilidad laboral de toda la ciudad.

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