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Cameron, entre presiones y críticas por la entrada de rumanos y búlgaros

Londres, 30 dic (EFE).- El primer ministro británico, el conservador David Cameron, afronta nuevas presiones de su formación y críticas desde el exterior por el gran debate generado en torno a la entrada en el país de rumanos y búlgaros a partir del 1 de enero.

El levantamiento de las restricciones a los ciudadanos de Rumanía y Bulgaria ha provocado inquietud entre políticos británicos y grupos de opinión, que advierten, con ciertos tintes alarmistas, del efecto que un importante flujo migratorio pueda suponer para el mercado laboral y los servicios públicos.

Aunque el Gobierno ha tratado de disipar esta preocupación con la introducción de nuevas regulaciones que restringirán el acceso a las prestaciones sociales de los inmigrantes europeos, las bases «tories» enviaron hoy a Cameron una carta para pedirle que mantenga los controles fronterizos sobre rumanos y búlgaros.

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Y desde Bucarest, un asesor del Gobierno rumano alertó hoy de que el Reino Unido debe preocuparse más por los banqueros que se llevan millones de libras que por los gitanos que mendigan.

Noventa miembros del Partido Conservador británico enviaron hoy una misiva a Cameron en la que le animan a recurrir a una cláusula comunitaria para prevenir el ingreso masivo de inmigrantes.

La carta ha sido escrita por el presidente del llamado grupo «Conservative Grassroots» (bases conservadoras), Robert Woollard, y apoyada por presidentes y activistas de las asociaciones conservadoras de distintas localidades del país.

En la misiva, los firmantes señalan que la medida puede ser tomada para impedir una «ola de inmigración masiva muy perjudicial y desestabilizadora» para el Reino Unido.

La cláusula permite a los países comunitarios controlar las fronteras si hay «graves perturbaciones del mercado laboral», argumentan los «tories», y puntualizan que el Reino Unido necesita «espacio y tiempo» para reducir su alta tasa de desempleo juvenil, que se sitúa en el 21 %.

En este ambiente tenso entre la clase dirigente, Damian Draghici, miembro del Senado rumano y asesor del primer ministro, Victor Ponta, declaró hoy al diario «The Times» que el Reino Unido debe prestar más atención a lo que hacen sus banqueros al tiempo que disipó los temores sobre una llegada masiva de rumanos.

«A los gitanos que mendigan en la calle los vemos, piden por una libra o un euro y nos molestan. Sin embargo, algunas personas en los bancos están robando miles de millones de euros pero nadie los ve porque están en la planta 60», dijo Draghici.

El asesor descartó que a partir de enero haya una llegada masiva de rumanos y búlgaros como anticipan los más alarmistas.

«No creo que sea una gran ola de gente viniendo a Inglaterra. Serán dos o tres mil personas, máximo. No es que haya millones de rumanos diciendo ‘Inglaterra está abierta, vayamos'», agregó.

Ante la inquietud que provoca el levantamiento de las restricciones, el Gobierno británico tramitó a mediados de este mes en el Parlamento una nueva regulación que restringirá el acceso a las prestaciones sociales de los nuevos inmigrantes.

Estas nuevas directrices retrasarán en tres meses el cobro del subsidio del paro y el acceso a la ayuda de vivienda.

La semana pasada, el Instituto Public Policy Research (IPPR), un prestigioso grupo de opinión (thinktank), alertó de que el Gobierno debería tomar medidas prácticas para ayudar a los servicios públicos a hacer frente a la esperada llegada de búlgaros y rumanos.

En un informe, ese grupo señaló que el Gobierno debería reservar fondos para atender las necesidades de vivienda, sanidad y educación de los nuevos inmigrantes que entren después del 1 de enero.

Entre otras cosas, ese instituto de investigación independiente afirmó que será necesario contar con más traductores en las escuelas y en los centros sanitarios para ayudar a estos ciudadanos.

Viviana García

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