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La CIDH reclama la regulación del espionaje de EE.UU. e insiste en visitar Guantánamo

Washington, 28 oct (EFE).- La CIDH juzgó hoy necesario aumentar la regulación externa de las agencias de inteligencia de EE.UU. para proteger los derechos de estadounidenses y extranjeros, y urgió de nuevo al Gobierno de Barack Obama a permitirles una visita «sin censuras ni cortapisas» a la prisión de Guantánamo (Cuba).

Las recientes revelaciones sobre el espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE.UU. y la situación en la base naval de Guantánamo abrieron el 149 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo dedicado a la defensa de los derechos humanos en las Américas.

Ante una silenciosa representación del Gobierno de EE.UU., los comisionados examinaron por primera vez las prácticas de la NSA, y se mostraron preocupados por su impacto en dos derechos: el de la privacidad y el de la libertad de expresión.

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El comisionado Felipe González, uno de los siete miembros de la CIDH, aseguró que hay «una ausencia» de mecanismos de control de las actividades de inteligencia «que funcionen adecuadamente».

«El problema es que con un programa de esta envergadura y alcance es evidente que cualquier forma de control se vuelve ilusoria, cuando son decenas de millones de comunicaciones las vigiladas», alertó González.

Destacó el papel que deben desempeñar los organismos internacionales y la sociedad civil para reclamar una mayor regulación, algo que también pidió su compañero Rodrigo Escobar Gil.

«Tiene que haber límites, regulaciones, procedimientos», subrayó Escobar Gil.

Entre quienes solicitaron la audiencia se contaba el relator especial de la ONU para la Libertad de Opinión y de Expresión, Frank La Rue, para quien lo más grave es «que quienes trabajan en agencias de inteligencia decidan por sí mismos hasta qué punto van a violar la privacidad».

«Las comunicaciones pueden ser intervenidas, pero con debido proceso. Tiene que haber una orden judicial, tiene que haber una vigilancia del sistema judicial y un monitoreo desde el Congreso», señaló La Rue en declaraciones a periodistas.

«Si se empiezan a perder los controles democráticos, esto (…) se vuelve masivo. Y al ser masivo y sin control, se vuelve intimidatorio, se vuelve una forma de censura», agregó.

Alex Abdo, experto legal de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), señaló por su parte que la NSA ha pasado de «un modo de inteligencia selectiva a recolectar todo tipo de datos y después seleccionar» algunos, algo que «tendrá consecuencias para la privacidad, particularmente si lo adoptan otros países».

La relatora para la Libertad de Expresión de la CIDH, Catalina Botero, que en junio envió una carta a Estados Unidos junto a La Rue para mostrar su preocupación por los programas de espionaje, hizo hincapié en la distinción que el Gobierno estadounidense hace entre vigilancia a estadounidenses y a extranjeros.

Cualquier regulación de los programas, consideró Botero, debe garantizar que se proteja «la libertad de expresión no solo de nacionales, sino de extranjeros».

La audiencia anterior se centró en la situación de derechos humanos en Guantánamo, y contó con la presencia del relator de la ONU contra la Tortura, Juan Méndez, que denunció la falta de transparencia de Estados Unidos al respecto.

«He visitado Guantánamo para evaluar la situación, y lamentablemente no he podido visitar cualquier parte de las instalaciones sin supervisión ni he podido entrevistarme con cualquier detenido a solas», explicó Méndez durante la audiencia.

En 2006, la CIDH se convirtió en el primer organismo internacional en pedir el cierre de la prisión de Guantánamo y desde entonces ha celebrado diez audiencias sobre el tema, además de pedir constantemente al Gobierno de EE.UU. que se le permita visitar la cárcel y tener acceso a los detenidos.

«La CIDH ha cambiado la historia con su visitas (a ciertos países), la Comisión debería exhortarle a la prisión que le permita visitas sin censuras», indicó en la audiencia Charles Abott, representante del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil).

A la situación de detención indefinida de los 168 detenidos y la alimentación forzada a quienes se encuentran en huelga de hambre se le suma la situación de discriminación de los detenidos con nacionalidad yemení, según describió Omar Farrah, abogado de varios de los presos.

«La huelga de hambre continua, aun hay 14 hombres que se niegan a comer y algunos de ellos son forzados a comer por la nariz con unos procedimientos muy violentos y degradantes que duran de 30 a 120 minutos», aseguró Farrah.

En ninguna de las audiencias hubo respuesta de la representación de EE.UU., que aseguró no haber tenido suficiente tiempo para preparar la audiencia debido a la paralización temporal del Gobierno durante más de dos semanas este mes, y se comprometió a responder por escrito a la CIDH en el próximo mes.

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