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Karzai se reúne con los líderes chinos con la seguridad como telón de fondo

Pekín, 27 sep (EFE).- El presidente afgano, Hamid Karzai, se reunió hoy en Pekín con los principales líderes de China, cuando la seguridad se cierne como una de las principales preocupaciones para ambos países.

Karzai, que llegó a Pekín el miércoles y se marchará mañana sábado, fue recibido por su homólogo, Xi Jinping, en una vistosa ceremonia en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, situado frente a la plaza de Tiananmen.

Tras el festivo protocolo, que contó hasta con la participación de una veintena de niños chinos con ofrendas florales para Karzai, los líderes entraron en el edificio, sede del Legislativo de la potencia asiática.

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Allí, el presidente afgano mantuvo encuentros por separado y en privado con Xi y con el primer ministro chino, Li Keqiang.

«Consideramos China clave en la seguridad de la región y del mundo», dijo Karzai tras su encuentro con Li, y añadió: «Afganistán reconoce a China como un vecino que siempre se ha portado bien con nosotros. La visita inyectará frescura a las relaciones bilaterales».

Una vez concluidos los encuentros, Karzai y Xi fueron testigos en una sala del Gran Palacio de la firma de tres acuerdos de cooperación por parte de miembros de sus respectivas delegaciones.

Se trata de un acuerdo en materia de extradición, otro en economía y tecnología y un memorándum de entendimiento entre la Universidad de Pekín y la de Kabul.

El viaje de Karzai a China se produce con los problemas de seguridad en el país centroasiático y en las zonas fronterizas con China como telón de fondo.

Afganistán, de donde se retirarán definitivamente las tropas de la OTAN en 2014 tras más de una década de guerra, solicita a China un rol «más activo» en la defensa de la seguridad del país, según ha pedido el propio Karzai con anterioridad.

Por su parte, a la potencia asiática le preocupa que la violencia en Afganistán dificulte los proyectos que allí opera y que, además, se extienda a la provincia noroccidental china de Xinjiang.

Xinjiang comparte una pequeña frontera con Afganistán y es uno de los polvorines de China, con frecuentes conflictos entre la minoría uigur y la etnia mayoritaria han.

Precisamente, la visita de Karzai se produce apenas quince días después de que Xi concluyese una gira por Asia Central en la que firmó importantes acuerdos energéticos y destacó la necesidad de cooperar en seguridad.

Aunque Xi no estuvo en Afganistán, sí en sus países vecinos (Uzbekistán, Kazajistán y Kirguizistán) y participó en el último de ellos en la cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS), integrada por Rusia, China y los Estados centroasiáticos.

En esa reunión se acordó reforzar la cooperación en materia de seguridad y aunar esfuerzos en la lucha contra lo que el régimen comunista califica como «las tres fuerzas del mal»: el terrorismo, el separatismo y el extremismo.

Pekín asegura que grupos radicales uigur, como el Movimiento Islámico de Turkistán Occidental, mantienen vínculos con organizaciones como el Movimiento Islámico de Uzbekistán o el Partido del Renacimiento Islámico de Tayikistán.

Asimismo, al régimen chino le inquieta que la retirada de la OTAN avive la violencia en Afganistán y esto incremente los conflictos ya existentes en la región de Xinjiang.

Si bien Pekín ha manifestado que apoyará a Kabul tras la retirada de los efectivos de la Alianza Atlántica, no ha concretado de qué manera ni si enviará tropas.

Otro quebradero de cabeza compartido son los proyectos de China en Afganistán, afectados por la violencia en el país centroasiático.

Es el caso de la paralización del desarrollo de la masiva mina de cobre de Aynak, situada al sureste del Afganistán, después de que el consorcio China Metallurgical Group Corp. hiciera una oferta de inversión de 3.000 dólares hace seis años que ahora busca renegociar.

El portavoz de Karzai, Aimal Faizi, reconoció recientemente desde Kabul que su Gobierno es «consciente» de la preocupación en materia de seguridad por parte de China y subrayó su «compromiso» con el restablecimiento de la paz.

China, que comparte una frontera de 76 kilómetros con Afganistán, coopera desde hace tiempo con el Gobierno de Kabul en la lucha contra el terrorismo, así como en combatir la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.

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