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Los Verdes alemanes reclaman justicia fiscal frente a la brecha social de Merkel

Berlín, 27 abr (EFE).- Los Verdes alemanes abrieron su carrera por las próximas elecciones generales reclamando justicia fiscal y subidas impositivas a los ingresos altos, contra la creciente brecha social de la que responsabilizan al gobierno de Angela Merkel.

«Alemania necesita una distribución justa de su riqueza», para frenar «el rumbo alocado» de una potencia económica en que «la prosperidad se concentra cada vez en menos manos», sentenció la líder del partido, Claudia Roth, ante el congreso del partido.

La primera economía europea es arquetipo de una «brecha social creciente», añadió Roth, mientras su compañero de liderazgo y copresidente, Cem Özdemir, abogaba por el regreso a la coalición roji-verde para derribar al gobierno de centro-derecha de Merkel.

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Ambos líderes dieron así el pistoletazo oficial de salida de los Verdes en la lucha por regresar a las funciones de gobierno apuntalados en la misma constelación que lideró el último canciller socialdemócrata de Alemania, Gerhard Schröder, entre 1998 y 2005.

Las elecciones generales del 22 de septiembre deben marcar ese regreso a la «justicia social» a la que aludieron ambos líderes, en un congreso en que contó como invitado con el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel.

Roth, en su estilo vibrante, y Özdemir, moderado, representaron la voluntad compartida de volver a la revolución roji-verde que marcó el camino del adiós a la energía atómica que Merkel tumbó, primero, y luego recuperó, en medio de la catástrofe de Fokushima.

La presencia de Gabriel tenía aire de compromiso, puesto que el candidato que luchará por arrebatar el poder a la canciller no es el líder del SPD, sino el exministro de Finanzas Peer Steinbrück.

Los sondeos no apuntan a una victoria socialdemócrata-verde, en parte debido al déficit de credibilidad de Steinbrück, ministro en la primera legislatura de Merkel, y luego arquetipo de político que cobra altos emolumentos en tertulias televisivas o foros económicos.

Tampoco se pronostica una reedición de la alianza entre la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Liberal (FDP), ya que se atribuye a éste porcentajes por debajo del 5 %, mínimo para obtener escaños.

Las constelaciones más plausibles, según las encuestas, son una gran coalición como la que lideró Merkel entre 2005 y 2009 o una alianza entre la CDU/CSU y los Verdes, fórmula hasta ahora inexplorada en un gobierno federal en Alemania.

Los dos cabeza de lista de los Verdes, Jürgen Trittin y Katrin Göring Eckadt, han rechazado esa posibilidad, lo mismo que Roth y Özdemir, y asegurado que no gobernarán con una formación -la CSU- sacudida por escándalos de corrupción y amiguismo.

«No nos aliaremos al partido de los amigos», afirmó Trittin, en alusión al término con que durante décadas se identificó a la CSU -«amigos», en español- y que ahora volvió a la palestra por nuevas sospechas sobre el partido hermanado con la CDU.

A cinco meses de las generales, el caballo de batalla de los Verdes es la justicia fiscal y el rechazo a una alianza considerada contranatura.

La formación ecopacifista aboga justo por aquello que rechazan de plano estos días explícitamente tanto Merkel como el líder de la CSU, Horst Seehofer, además del FDP, Philipp Rösler: una subida de los impuestos.

El congreso de los Verdes respaldó la moción de su cúpula, partidaria de una subida de la tasa a los ingresos más altos del 42 % actual al 49 %, así como la implantación de un impuesto al patrimonio, hasta ahora inexistente en Alemania.

Los Verdes pretenden, además, que los ricos aporten un 1,5 % de su patrimonio, hasta un volumen global estimado en 100 mil millones de euros, para la reducción del endeudamiento público.

No todos estos puntos van a ser compartidos por el SPD, su teórico compañero de batalla para derribar a Merkel.

«Somos dos formaciones distintas, unidas por principios comunes, lo que no significa que suscribamos todo el listado de temas», admitió Gabriel, ante los más de 800 delegados de los Verdes y en representación del ausente Steinbrück.

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