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La violencia se extiende en Irak tras el ataque contra el centro de las protestas suníes

Bagdad, 23 abr (EFE).- Medio centenar de personas murieron hoy en Irak en una ola de violencia que estalló tras el controvertido ataque de las fuerzas iraquíes contra una plaza centro de protestas de los suníes contra el Gobierno, que ha profundizado la crisis política en el país.

Una fuerza conjunta del Ejército y la Policía, apoyada por helicópteros, irrumpió en una plaza de la zona de Al Hueiya, en la provincia septentrional de Kirkuk, causando la muerte a 26 personas y heridas a 155.

Fuentes policiales explicaron a Efe que las víctimas fallecieron por los disparos efectuados por los uniformados para disolver la protesta de los manifestantes suníes, que se quejan de la discriminación que dicen sufrir por parte del Gobierno del chií Nuri al Maliki.

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Otro de los objetivos de la operación era buscar a los responsables de la muerte, hace unos días, de un soldado iraquí en un puesto de control cercano, un suceso en el que los manifestantes negaron tener ninguna relación.

La versión del Ministerio iraquí de Defensa apunta, por su parte, a que hombres armados y extremistas se encontraban en Al Hueiya y que se había dado un ultimátum a los manifestantes pacíficos para que abandonaran la plaza.

Según la nota oficial, cuando los cuerpos antidisturbios entraron en ella fueron recibidos con intensos disparos y en los enfrentamientos murieron «algunos efectivos de las Fuerzas Armadas y un número de hombres armados miembros de (la red terrorista) Al Qaeda y del (disuelto) partido Baaz».

La operación estaba dirigida, de acuerdo al ministerio, a detener a los responsables del ataque el pasado viernes contra un vehículo de las fuerzas iraquíes encargadas de proteger la plaza.

Tras el ataque contra los manifestantes, turbas de jóvenes iracundos trataron de atacar dos puestos militares de la provincia de Kirkuk, lo que degeneró en enfrentamientos en los que fallecieron al menos trece personas.

Por el momento se desconoce si hubo bajas entre las tropas en estos disturbios, y las fuentes de seguridad consultadas por Efe solo pudieron confirmar que los fallecidos pertenecen al bando de los atacantes.

Seis de los jóvenes perecieron en el intento de asalto contra un puesto de control de la zona de Al Rashad, y siete perdieron la vida en choques con los militares en un cuartel del área de Al Riad.

Al Hueiya, ubicada a unos 200 kilómetros al norte de la capital iraquí, ha sido escenario de protestas como las que también se han desarrollado desde el pasado diciembre en distintas provincias del país de mayoría suní como Al Anbar, Nínive y Salahedín.

Los suníes reivindican la liberación de los detenidos sin cargos, la suspensión de las condenas a muerte y la anulación de la ley antiterrorista, así como la prohibición del uso de eslóganes religiosos y los arrestos arbitrarios.

También las provincias de Salahedín y Al Anbar se vieron hoy afectadas por la violencia, con enfrentamientos entre el ejército y hombres armados relacionados con los sucesos de Al Hueiya.

El incidente más mortífero ocurrió en la localidad de Suliman Bek, en Salahedín, donde fallecieron seis militares y dos hombres armados.

Por otro lado, al menos siete personas murieron y 25 resultaron heridas por la explosión de varias bombas cerca de dos mezquitas suníes situadas al sur de Bagdad y en la provincia de Diyala.

Este repunte de la violencia ha agravado la inestabilidad política, con la dimisión de los ministros de Educación, Mohamed Tamim, y de Ciencias y Tecnología, Abdel Karim Samerrai.

Tamim y Samerrai pertenecen a la alianza opositora Al Iraqiya, integrada por chiíes y suníes, que apoya esas manifestaciones y en febrero pasado decidió boicotear las reuniones del Ejecutivo de unidad nacional en señal de solidaridad.

El jefe del bloque parlamentario de Al Iraqiya, Salman al Yemeili, acusó a Al Maliki de violar las leyes con «la gran masacre contra los manifestantes en Al Heuiya» y de querer «arrastrar al pueblo a una guerra civil para preservar el poder».

En una rueda de prensa, Yemeili denunció que «esa acción convierte al Ejército en una herramienta en manos del comandante supremo (Al Maliki) para atacar al pueblo».

Ante el aumento de la tensión, la Liga Árabe expresó su gran preocupación por la gravedad de lo ocurrido en Al Hueiya y advirtió de que este suceso traerá más violencia.

El secretario general de la organización panárabe, Nabil al Arabi, instó al Gobierno iraquí y a las fuerzas políticas a «contener de inmediato la situación para impedir que empeore y afecte a la unidad del pueblo y a la estabilidad de Irak y de toda la región».

Bagdad, 23 abr (EFE).- El ministro de Ciencia y Tecnología de Irak, Abdel Karim Samerrai, anunció hoy su dimisión en protesta por el ataque de las fuerzas iraquíes contra los manifestantes suníes en la provincia septentrional de Kirkuk.

Samerrai, miembro del Bloque Unificado, integrado en la opositora Al Iraqiya, comunicó su dimisión en una rueda de prensa en la sede del Parlamento iraquí poco después de que su colega Mohamed Tamim, titular de Educación, adoptara la misma decisión.

Ambas dimisiones se producen como respuesta a la muerte de 26 personas en un ataque de las fuerzas iraquíes a una plaza de la zona de Al Hueiya, en Kirkuk, escenario de protestas de los suníes contra el Gobierno del chií Nuri al Maliki desde hace más de cuatro meses.

En la rueda de prensa participó también el presidente del Parlamento iraquí, Osama al Nuyeifi, quien adelantó que Al Iraqiya celebrará una reunión para analizar los sucesos de Al Hueiya y adoptar «decisiones adecuadas».

La alianza Al Iraqiya, integrada por chiíes y suníes, apoya esas manifestaciones y en febrero pasado decidió boicotear las reuniones del Ejecutivo de unidad nacional en señal de solidaridad.

Al Hueiya, a unos 200 kilómetros al norte de Bagdad, ha sido escenario de protestas de los suníes, que se quejan de la discriminación que dicen sufrir por parte del Gobierno de Al Maliki.

También piden la liberación de los detenidos sin cargos, la suspensión de condenas a muerte, la anulación de la ley antiterrorista y la prohibición del uso de eslóganes religiosos y los arrestos arbitrarios.

Según el Ministerio iraquí de Defensa, la intervención en Al Hueiya se produjo por la presencia de «hombres armados y extremistas» en la plaza y para buscar a los responsables de un anterior ataque, pese a que los manifestantes habían negado cualquier relación con ese suceso.

El ministerio señaló que se dio un ultimátum a los manifestantes que protestaban pacíficamente en la plaza para que salieran de ella y, luego, las fuerzas iraquíes intercambiaron disparos con personas armadas que seguían en la zona.

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