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El Supremo de EE.UU. estudia el matrimonio gay con la opinión pública en vilo

Washington, 25 mar (EFE).- El Tribunal Supremo de EE.UU. estudiará esta semana si es constitucional prohibir el matrimonio homosexual, a través de dos casos que mantienen en vilo al país ante la rápida evolución de la opinión pública sobre el asunto.

Los nueve jueces del Supremo escucharán mañana martes los argumentos a favor y en contra de la Propuesta 8, una enmienda a la constitución estatal de California que se aprobó en referéndum en 2008 y define el matrimonio como un enlace entre hombre y mujer.

El miércoles recibirán a los defensores y detractores de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA, por su sigla en inglés), que define el matrimonio como la «unión entre un hombre y una mujer» e impide, por tanto, que los homosexuales casados en los estados donde es legal logren reconocimiento y beneficios fiscales a nivel federal.

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El debate no se cerrará hasta junio, cuando se espera una decisión en los dos casos, pero que cautiva desde hace meses a un país que ha evolucionado rápidamente en su aceptación de las bodas entre homosexuales, especialmente desde que el presidente Barack Obama expresó su apoyo el pasado mayo.

Hoy una decena de activistas se congregaron en las escalinatas del Supremo, tras pasar la noche resguardados de la nieve con tiendas de campaña, sacos y mantas.

Erin Black, un manifestante de Nueva York, llevaba quince horas bajo el temporal cuando dijo a Efe que no estará satisfecho «hasta que todos tengamos los mismos derechos y la hipocresía termine».

«EE.UU. está listo. Lo sé por la gente con quien hablo, con quien hablan mis amigos, los programas de televisión, las noticias… La gente, por lo general, quiere hacer lo correcto», añadió.

Según una encuesta del Washington Post de la semana pasada, el 58 % de los estadounidenses -un récord histórico- apoya el matrimonio gay, que es legal en nueve estados y el Distrito de Columbia.

Al contrario de lo que pudiera parecer, ese creciente respaldo da argumentos a quienes se opondrán al matrimonio homosexual ante el Supremo, quienes opinan que como los votantes de muchos estados se han mostrado dispuestos a respaldar el matrimonio gay, no es necesario que la máxima instancia judicial medie en el asunto.

«Lo que menos necesitamos en este momento, en que hay un debate muy joven y significativo, es que el Tribunal Supremo presente una solución nacional que redefina el matrimonio y arrebate la cuestión de las manos del pueblo», dijo al Wall Street Journal uno de los abogados que defienden la Propuesta 8, Austin R. Nimocks.

El matrimonio homosexual llegó por primera vez al Supremo en 1972, cuando el asunto apenas empezaba a definirse a escala estatal, en un caso que los jueces esquivaron con una sola frase: «La apelación se rechaza por plantear una sustancial cuestión federal».

A partir de entonces, no obstante, el tribunal ha dirimido muchas otras causas espoleadas por la opinión pública y ha integrado en su equipo al juez conservador libertario Anthony Kennedy, que ha defendido en ocasiones los derechos de los homosexuales y al que los demandantes ven como la clave para inclinar la balanza en su favor.

Otro claro punto a favor de quienes apoyan el matrimonio gay es la oleada de manifestaciones políticas que han arropado sus demandas, desde las dos opiniones legales enviadas al Supremo por el Departamento de Justicia hasta la carta firmada por una docena de republicanos, entre ellos el senador Rob Portman.

El expresidente Bill Clinton, que en 1996 firmó la ley DOMA, opinó este mes que es «incompatible» con la Constitución, mientras que su mujer, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, proclamó la semana pasada su apoyo a esas uniones en un vídeo.

Si bien las audiencias de esta semana no incluirán decisiones, sí permitirán intuir hacia dónde se inclina la mayoría de los magistrados, que tienen ante sí un amplio abanico de opciones.

En el caso del desafío a la ley DOMA, pueden decidir derogarla y garantizar por tanto que las parejas gais casadas a nivel estatal reciban los mismos beneficios fiscales y de pensiones que las heterosexuales, o mantenerla en pie y dejar las cosas como están.

El de la Propuesta 8 es más complejo, ya que en caso de que los jueces la declaren inconstitucional, podrían hacer que su decisión no se limite a California, sino que se extienda también a todos los estatutos y enmiendas constitucionales estatales que prohíben el matrimonio gay, algo que ocurre en 30 estados.

Otra opción es que decidan que su veredicto se aplica sólo a California y a los otros nueve estados que permiten algún tipo de unión legal entre parejas homosexuales -Delaware, Hawai, Illinois, Nueva Jersey, Rhode Island, Nevada, Colorado, Oregón y Wisconsin- a los que podría forzar a calificar esas uniones como matrimonio.

Washington, 25 mar (EFE).- El hijo del senador republicano Rob Portman publicó hoy una columna en la que revela cómo declaró a su familia que era gay, algo que hizo que su padre haya abandonado la disciplina de su partido para apoyar los matrimonios entre personas del mismo sexo.

En su columna, publicada hoy en el periódico de la Universidad de Yale, donde el joven estudia, Will Portman cuenta cómo su familia transmitió su decisión al candidato presidencial republicano Mitt Romney en el verano 2012, que por aquellas fechas estaba considerando a Rob Portman como su futuro vicepresidente.

«Mi padre le dijo a Romney en campaña que su hijo era gay y que él y mi madre me apoyaban y estaban orgullosos de mi, y que estarían abiertos a tratar el tema en la campaña», escribe William.

No obstante, el apoyo del senador Portman a su hijo y los matrimonios homosexuales no fue conocido públicamente hasta mediados de este mes, poco antes de que el tema de las uniones matrimoniales del mismo sexo sea analizado esta semana por el Tribunal Supremo.

Will Portman explica que se sintió aliviado cuando su padre no fue elegido para candidato vicepresidencial por no tener que verse expuesto a la opinión pública.

«Algunos han criticado a mi padre por esperar dos años desde que salí del armario para apoyar el matrimonio de parejas gais, en parte fue porque le llevó tiempo reflexionar sobre el asunto en profundidad, pero otro factor fue mi reticencia a hacer pública mi vida privada», relata el joven, en la veintena.

El apoyo del senador Rob Portman, uno de los republicanos más influyentes dentro de su partido, al matrimonio homosexual, ha desatado un gran debate dentro de la formación conservadora, en la que cada vez más voces se muestran favorables a las uniones del mismo sexo.

Will describe cómo se dio cuenta de que confesar a sus familiares y amigos que era gay «por muy difícil que pareciera, era mucho mejor que la alternativa: quedarme solo», sin dar a conocer su homosexualidad.

«Recuerdo haber ido a un baile…con una chica de mi clase y sentirme culpable de pretender ser alguien que no era realmente», confiesa Portman, que finalmente decidió confesar su homosexualidad a sus padres por carta.

«Apoyo el matrimonio entre personas del mismo sexo porque creo que todos deben ser tratados de la misma manera y tener las mismas oportunidades para ser felices», indica.

Mañana, martes, los nueve jueces del Tribunal Supremo escucharán los argumentos en el caso «Hollingsworth v. Perry», que ha impugnado la Propuesta 8 de California, adoptada en 2008 contra los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Al día siguiente, estudiarán el caso contra la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA, por su sigla en inglés), promulgada en 1996 por el entonces presidente Bill Clinton y que definió el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.

Washington, 25 mar (EFE).- El matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos ha sido una larga historia de encuentros y desencuentros entre la ley federal y los Estados.

El Tribunal Supremo escuchará este miércoles argumentos sobre la validez de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA, por sus siglas en inglés), en una audiencia muy esperada que se espera culmine con un veredicto hacia el mes de junio.

La ley define el matrimonio como la «unión entre un hombre y una mujer» y, aunque no prohíbe expresamente que los estados permitan el matrimonio gay, no los reconoce a nivel federal.

Esta es la lucha de la demandante, Edith Windsor, de 83 años, quien después de 44 años con su pareja, Thea Spyer, con la que se casó en Canadá y a la que cuidó hasta la muerte, tuvo que pagar más de 350.000 dólares en impuestos federales al heredar, pues el Gobierno de EEUU no reconoció sus derechos como cónyuge.

En Estados Unidos el matrimonio homosexual está legalizado en 9 estados (Washington, Iowa, Nueva York, Maryland, Connecticut, Maine, Massachusetts, Nuevo Hampshire y Vermont) y el Distrito de Columbia.

Otros 10 estados permiten algún tipo de unión legal y reconocen los mismos, varios o algunos derechos similares a los del matrimonio (Delaware, Hawai, Illinois, Nueva Jersey, Rhode Island, California, Nevada, Oregón, Wisconsin y esta misma semana Colorado).

No obstante, el de California es un caso aparte ya que durante seis meses se permitieron los matrimonios homosexuales, antes de que se aprobara la Propuesta 8, una enmienda de la Constitución del estado aprobada en referéndum en noviembre de 2008 que definió el matrimonio como un enlace entre en hombre y una mujer.

El Supremo escuchará mañana los argumentos a favor y en contra para derogar esta norma en California, que ha sido desafiada por las lesbianas Kristin Perry y Sandra Stier, y los homosexuales Paul Katami y Jeffrey Zarrillo.

Nuevo México no tiene legislación que prohíba o reconozca de forma explícita el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que en los 30 restantes está explícitamente prohibido por las leyes o por la Constitución estatal.

El movimiento en favor del matrimonio homosexual en Estados Unidos comenzó en los años setenta.

En 1971, el Tribunal Supremo de Minesota ratificó la decisión de una corte inferior, que negó el certificado matrimonial a Michael McConnell y Jack Baker, al considerar que la Constitución de EE.UU. no garantiza el derecho al matrimonio a personas del mismo sexo.

Dos años más tarde, el estado de Maryland fue el primero en prohibir por ley el matrimonio homosexual.

En 1977 el activista Harvey Milk, que inició una cruzada por los derechos de los homosexuales en San Francisco, se convirtió en el primer concejal abiertamente homosexual de California, cuyo asesinato un año más tarde le convirtió en un icono para la causa.

En 1993 el Tribunal Supremo de Hawai dictaminó que la legislación estatal que limita el matrimonio a personas de sexo opuesto es «inconstitucional», a no ser que el estado de una razón convincente.

El presidente demócrata Bill Clinton promulgó en 1996 la DOMA, contra la que se pronunció este mes en un editorial al considerarla «incompatible» con la Constitución.

Massachusetts fue el primer estado en reconocerlo legalmente tras una decisión de la Corte Suprema estatal y el 17 de mayo de 2004 se casaron las demandantes, Julie y Hillary Goodridge, quienes, pese a divorciarse en 2009, abrieron el camino a otras parejas.

Desde entonces, famosos y políticos han reconocido públicamente su orientación sexual reclamando una apertura mayor de la sociedad y de las leyes, como la presentadora y comediante Ellen DeGeneres, quién se casó en 2008 en California con la actriz Portia de Rossi.

El congresista demócrata por Massachusetts, Barney Frank, se convirtió a sus 72 años en el primer miembro homosexual de la Cámara de Representantes en activo en contraer matrimonio, al casarse en 2012 en su estado con James Ready, su pareja por más de siete años.

El matrimonio homosexual recibió este año el respaldo del presidente, Barack Obama, también responsable de la abolición de la ley «Don’t Ask Don’t Tell», que prohibía que los homosexuales que admitieran serlo formasen parte de las Fuerzas Armadas.

El último censo de 2010 determinó la presencia de 646.000 hogares habitados por parejas homosexuales en EEUU.

Según una encuesta de la consultora Gallup de diciembre, el 53 por ciento de los estadounidenses está a favor de la legalización de los matrimonios homosexuales.

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