mundo

Fidel Castro defendió la “modesta proeza” de la Revolución en la Asamblea cubana

La Habana, 25 feb (EFE).- El expresidente de Cuba Fidel Castro defendió la «modesta proeza» de la Revolución cubana en una intervención el domingo ante la Asamblea Nacional (Parlamento) divulgada hoy, donde afirmó que la «gran batalla» que se impone ahora es la lucha contra «los malos hábitos» y «errores».

«Nuestro pueblo demostró su asombrosa capacidad de resistir y de vencer. Sí, porque cada año de resistencia entre 1959 y 2013 fue una victoria que nuestro pequeño país tiene derecho a proclamar», enfatizó el líder revolucionario, de 86 años y retirado del poder desde 2006.

Fidel Castro reapareció ayer en la Asamblea Nacional de Cuba, donde su hermano, el presidente Raúl Castro, quedó ratificado para un segundo mandato de cinco años, que será el último, según confirmó el propio gobernante.

Recomendados

En esa sesión, fue designado como «número dos» del Gobierno cubano Miguel Díaz-Canel, de 52 años, que fue nombrado primer vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros en sustitución del histórico José Ramón Machado Ventura.

Fidel Castro volvió a ocupar el domingo su puesto de diputado y, según publican hoy medios oficiales, pronunció un discurso ante el Parlamento donde afirmó que «no será mucho el tiempo que ocupe en este honroso escaño (…) no por falta de voluntad, sino por imperativo de la naturaleza».

«Jamás pensé que mi existencia se prolongara tanto, y que el enemigo fuera suficientemente torpe en su odioso oficio de eliminar adversarios decididos a luchar», manifestó.

Según Fidel Castro, los cubanos no han luchado por «gloria ni honores», sino por ideas justas.

«Sin embargo, la gran batalla que, de acuerdo a lo que me contaba Raúl hace unos días, se impone, es la necesidad de una lucha enérgica y sin tregua contra los malos hábitos y los errores que en las más diversas esferas cometen diariamente muchos ciudadanos, incluso militantes», añadió.

La Habana, 25 feb (EFE).- Además de confirmar que su segundo mandato será el último, el presidente de Cuba, Raúl Castro, ha trazado la ruta de un recambio generacional institucionalizado en la dirección del país comunista y abierto un ciclo que muchos consideran histórico.

Tras haber advertido en varias ocasiones sobre la necesidad de preparar el relevo que garantice la continuidad de la revolución, el general Castro, de 81 años, definió el domingo el ascenso de Miguel Díaz-Canel, de 52, a la primera vicepresidencia del país como «un paso definitorio en la configuración de la dirección futura del país».

Puso además un plazo de cinco años para concretar el traspaso «paulatino y ordenado» de los principales cargos del país a las nuevas generaciones de dirigentes y entregarles «la responsabilidad de continuar construyendo el socialismo».

Castro apuntó a Díaz-Canel como probable sucesor al afirmar que su elección como «número dos» del Gobierno es para asegurar la unidad en la cúspide del poder «frente a cualquier contingencia por la pérdida del máximo dirigente, de manera que se preserve la continuidad y estabilidad de la nación».

Para algunos observadores y analistas, Cuba se adentra en una etapa histórica», porque será la última de quienes lideraron la revolución que triunfó en la isla en 1959.

«Para mí comienza la transición política, el último ciclo de los que hicieron la revolución, y este es un hecho que tiene significación para el futuro de Cuba», señaló a Efe el disidente Manuel Cuesta Morúa, del grupo de tendencia moderada «Arco Progresista».

Además del factor coyuntural del «reloj biológico» de la dirección histórica de la revolución, otros observadores como el académico cubanoestadounidense Arturo López-Levy ponen el acento en que Raúl Castro prepara el relevo de una forma institucionalizada y sistémica, a diferencia de la etapa de su hermano Fidel.

«Lo interesante es que se ha producido un cambio muy manejado institucionalmente», afirmó hoy López-Levy en declaraciones telefónicas a Efe, tras recordar que además de la renovación que supone Díaz-Canel, el Consejo de Estado ha bajado su media de edad hasta los 57 años, con más de un 60 por ciento de sus miembros nacidos después del triunfo de la revolución.

También en la Asamblea Nacional se ha producido respecto a la anterior legislatura una renovación de más del 67 por ciento de sus diputados, que tienen una media de edad de 48 años.

Sobre Díaz-Canel, López-Levy resaltó que su promoción es resultado «no de un momento carismático, sino de un momento institucional» y por eso su liderazgo hay que analizarlo a partir de las dos plataformas del poder en Cuba: el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas.

Aunque con escasa experiencia en el sector militar, el nuevo numero dos del régimen cubano está «muy bien conectado con el alto mando» y más relevante aún es su importante conexión con los «zares» provinciales del partido, un grupo muy importante «en términos del balance del poder interno» en el país, a juicio de este académico.

En cualquier caso, advierte que el éxito de ese relevo institucionalizado dependerá también en buena medida del éxito del plan de reformas económicas que se lleva a cabo en la isla.

Desde el exilio cubano en Miami, el inicio del último mandato de Raúl Castro y el nombramiento de Díaz-Canel no significa que la transición política haya comenzado en Cuba aunque interpretan como un tímido gesto el relevo en la primera vicepresidencia del país.

No obstante, recuerdan que esa «señal» ya se vio en anteriores etapas, por ejemplo con la elección de Carlos Lage como vicepresidente del Consejo de Estado y que luego fue «defenestrado».

Y en la isla, los cubanos, más preocupados por resolver su día a día, acogieron la reelección de Raúl Castro para su último mandato con cierta indiferencia por previsible aunque valoran positivamente el ascenso del nuevo primer vicepresidente.

«Creo que (Díaz-Canel) es una persona inteligente, trabajadora, capaz, más abierto que su predecesor, pero le hace falta pulirse en muchos aspectos», dijo a Efe Maritza Hernández, 40 años y profesora universitaria.

Yamila Rodríguez, una oficinista de 31 años, admite sin embargo,, no conocerle, aunque valora que es más joven que su antecesor, el histórico José Ramón Machado Ventura.

«Ojalá ayude a ver los cambios que quiere la gente de mi generación», comentó.

Tags

Lo Último

Lo que debe saber


Te recomendamos